Ahora sí que me he metido en un buen lío...

Quizás todo lo que me acaba de pasar me lo tenía merecido.
Tenía varias heridas por el cuerpo, las cuales me veía incapaz de sanar debido a que no tenía conocimiento alguno sobre magia blanca, quizás en aquel preciso momento mi destino estaba escrito.
Me metí en el laberinto por que no quería que nadie de los alrededores me viera así, probablemente causara un revuelo y eso era lo último que quería.
No reconocí quienes eran los que me habían atacado, se parecían mucho a aquellas sombras que atentaron contra mí hacía unos cuantos años. Sin darme cuenta me derribé en el suelo e intenté apoyarme contra algo estable, estaba empezando a marearme por la pérdida de sangre.

- Maldita sea... - musité.

Me remangué como pude la manga de mi brazo izquierdo y miré la marca que me dejaron aquellas personas que me atacaron hacía bastantes años atrás, su color había cambiado inesperadamente a un rojo sangre.
No conocía los motivos, no sabía por que querían acabar conmigo, quizás por que era el único superviviente, pero tampoco sabía como habían dado conmigo, demasiadas preguntas sin respuesta y mi fin demasiado cercano.

Andaba dando vueltas sin un rumbo fijo, últimamente me pasaba los días encerrado en mi habitación, a veces incluso me saltaba las clases, y ciertamente necesitaba salir un rato.
Cuando quise darme cuenta, me encontraba en frente de la entrada a ese extraño jardín, que resultaba ser un laberinto, donde conocí a Francis.
Me sentí dolorido, pero aún así decidí entrar al laberinto, quizás sea masoquista o puede que tan solo quiera perderme a ver si con suerte no logran encontrarme en un buen tiempo, aunque de todos modos tampoco creo que nadie se percatase de mi ausencia.

Caminando por el laberinto oí un ruido, me asusté muchísimo y me pegué a la pared, tratando de ocultar mi presencia. Cuando el ruido cesó, me asomé para ver de donde procedía. Avancé lentamente y con cautela hacia el sitio donde había oído el ruido.
Me horroricé cuando vi en el suelo unas marcas que parecían de sangre, y conforme avanzaba eran más abundantes.
Me llevé una mano a la boca, totalmente asustado y sorprendido ante la escena que vi. Un hombre en el suelo, desangrándose.
Me quedé en estado de shock y me puse pálido, pero reaccioné y fui corriendo hacia aquella persona.

- E-eh, ¿¡q-que ocurre...?! -dije mientras me agachaba donde estaba él.

Cuando le vi la cara, no podía creerlo. Se trataba de Francis, ¿acaso era una mala jugada que me estaba dando mi imaginación?
Toqué la sangre para comprobar que era real, y mis manos quedaron cubiertas por ésta. Observé a Francis horrorizado y completamente pálido.

Oí que alguien se acercaba intenté ocultarme pero el dolor que se agrupaba en todo mi cuerpo me impedía moverme.
Dicha persona se acercó a mí, cosa que no quería, preferiría que nadie me hubiese encontrado nadie ahí.
Alcé la vista pero veía borroso y apenas podía reconocer los rasgos de su cara, solo podía reconocerle por el sonido de su voz que me llegaba distorsionada ante la próxima pérdida de conciencia.

- ¿Q-quién eres? ¿Q-qué quieres?

Apenas podía pronunciar nada, me comenzaba a costar hasta respirar y el dolor de mis heridas se acentuaba cada vez más.
Dejé que los brazos cayeran a cada extremo y la cabeza hacia adelante, ya me quedaban escasos minutos.

Se le veía muy débil y dolorido, le miré horrorizado de arriba abajo, observando sus heridas, de las cuales brotaban grandes cantidades de sangre.

- F-francis... s-soy Matt... ¿q-qué te ha...? -dije tartamudeando debido al shock.

Noté que comenzaba a respirar con dificultad. Estaba muy asustado, miré a mi alrededor, intentando encontrar algo o alguien que me ayudara, no sabía que hacer. Cuando le volví a mirar tenía la cabeza inclinada hacia delante. Enseguida le tomé la cara, elevándola, su piel estaba muy pálida y noté como su pulso se iba debilitando. Esto era grave, probablemente estaría a las puertas de la muerte. El pánico se apoderó de mi, y de mis ojos comenzaron a brotar lágrimas, era demasiado para mi verle en ese estado.

- T-tranquilo, v-voy a ayudar... -dije muy nervioso- ¡¿Alguien puede ayudarme?! ¡Que alguien me ayude!

Mis gritos no fueron contestados, como suponía. Rápidamente tumbé a Francis sobre el suelo, me disponía a curarle las heridas. Fui posando mis manos en sus heridas, una a una. Mientras intentaba curarle con lo poco que sabía de magia, en estos momentos deseaba no haberme saltado las clases últimamente. Los recuerdos de mi pasado me atormentaban... de esta manera había sido como maté a mi propia madre por accidente. Pero aún así sabía que esto, aunque arriesgado, era lo único que podía hacer para salvarle.
Conforme le iba curando, un gran dolor se intensificaba en mi, y me sentía cada vez más y más débil. Solo deseaba poder aguantar hasta terminar de curarle.
"Por favor, no te mueras... por favor, no te mueras" repetía una y otra vez mientras le curaba, así como las lágrimas iban fluyendo de mis ojos.
La cosa no iba del todo mal, aunque cada vez me sentía con más dolor y debilidad, las heridas parecían ir sanando. Cuando llegué a su brazo izquierdo, vi que tenía una extraña marca de un color rojo intenso. Esa herida me asustó especialmente, aún así me dispuse a curarla, pero en cuanto comencé una gran energía negativa fluyó por todo mi cuerpo, dejándome inmóvil y con un gran dolor, incapaz de seguir curándole.

Seguía notando como mi corazón daba sus últimos latidos a duras penas. Pensaba que quizás la muerte fuera la respuesta a todas las preguntas y lo esencial por todo lo que había hecho, mi merecido.
Oí la voz de aquella persona algo distorsionada y sus palabras se entrecortaban en mi mente, sin embargo me pareció entenderle que era Matt... Si mi cuerpo pudiese reaccionar, me hubiera llevado una mano a la cara, no quería que nadie me viese así y menos él... Después de todo lo que le había hecho eso era lo peor.

- M-Matt... - intenté decir, sin embargo aquellas palabras no querían salir de mis labios por mucho esfuerzo que hiciese.

Noté como si me tumbase, y por un momento sentí aún más dolor. Aun así si quiera un grito podia salir de mis labios debido a mi estado de semi-consciencia.
De pronto empecé a notar como el pulso se me aceleraba algo más y mi corazón empezaba a espabilar y a volver a bombear sangre, abrí los ojos y vi a aquella persona aun borrosamente como intentaba sanar mis heridas hasta que quedó inmovil, abrí los ojos por completo y lo vi todo con más nitidez. Noté como la marca de mi brazo dolía ligeramente y cambiaba a su color de siempre, negro, mala señal, Matt al intentar curarme había dejado que aquella energía recorriese su cuerpo, como pude traté de incorporarme y me besé la marca para después besarle a él intantando absorver de nuevo toda aquella energía que para él podría ser mortal.

Mi vista se iba nublando y el dolor se intensificaba cada vez más, otra vez había vuelto a fallar, todo debido a mi ignorancia sobre el uso apropiado de la magia. Aunque esta vez el que acabaría mal sería yo, eso me aliviaba de algún modo, ya que creo que pude salvar a Francis.
Mi vista se nubló completamente, lo veía todo negro. El pecho me dolía como nunca antes lo había hecho.
Inesperadamente el dolor fue aliviándose mientras volvía a recobrar la consciencia y la capacidad de moverme. Conforme mi vista se volvía más nítida, pude diferenciar el rostro de Francis pegado al mío, y noté sus labios contra los míos. Aquel beso hacía que me sintiera bien, tanto aliviando mi dolor físico como aliviando el dolor que sentía al haber estado tanto tiempo alejado de él.

Al final sentí como desaparecía aquella molestia provocada al empezar a curarle el brazo, pero aún así no quería que el beso se detuviera, por un momento llegué a pensar que aquel beso significaba algo, ay tonto de mi.
Con algo de fuerza de voluntad me separé de él, no era bueno para mi ilusionarme. Me llevé una mano a los labios, sonrojado, y comencé a toser, me encontraba bastante debilitado debido al uso de la magia.

- ¿E-estás b-bien...? -dije mirándole con preocupación.

Le agarré con fuerza conforme el beso avanzaba y seguía abosorviendo toda la energía negativa que hubiera podido experimentar a través de aquel roce. Una vez se separó de mí supuse que ya se encontraba del todo bien. Miré la marca y observé como el ténue brillo había desaparecido, la tapé rápidamente con la manga y miré el alrededor, todo estaba perdido de sangre.

Después le miré a él que me había formulado una pregunta.

- Estoy perfectamente... - dije aunque aún algunas heridas me habían dejado estragos - Te... Te debo la vida.

En verdad me había salvado, si no hubiera aparecido en aquel lugar en el momento preciso, con total seguridad yo no estaría ahora vivo. Aun así, estar con él no era lo mejor, no después de todo el mal que le pude causar. Cerré los ojos y suspiré un par de veces.

- ¿Hay algo que pueda hacer para compensar? - dije con tono serio.

Me alegró oír que ya estaba bien, le había logrado salvar la vida, y eso me llenaba de una gran alegría.
Sonreí durante un momento, pero mi sonrisa no tardó en desvanecerse, realmente no era el momento de sonreír.

Me sorprendí ante su pregunta, ¿acaso pensaba que esperaba algo a cambio?. Desvié la mirada con tristeza.

- N-no... no t-tienes que hacer nada. Yo e-estoy feliz tan solo con haberte podido salvar...

Le volví a mirar, tímidamente. Eché un vistazo rápido a sus heridas, ojalá se hayan curado bien, aún me sentía inseguro respecto a mi magia.

Suspiré y le dediqué una sonrisa.

- Deberías haberme dejado morir, después de todo lo que te he hecho y aun así...

Me llevé las manos a la cara y volví a suspirar, había jugado con él, herido psicológicamente y aun así, no sentía rencor alguno, si no todo lo contrario, me había salvado por que quizás me necesitaba.

- "Idiota de mí" - pensé.

Las semanas que habían pasado y no le había visto en todo ese tiempo me hicieron reflexionar sobre ello y más de una noche la pasé en vela, pensando en lo ocurrido, quizás debido a aquel despiste consiguieron atacarme de forma tan fácil.

- ¿Aún sigues enamorado de mí? - dije mientras me quitaba las manos y le miraba seriamente.

Sabía que la respuesta sería un "sí" aún así quería saberlo con total certeza.

Mi corazón se aceleró y me ruboricé ligeramente cuando me sonrió. Negué con la cabeza ante lo que me dijo, es cierto que no se había portado precisamente bien conmigo, pero jamás habría hecho una cosa así.

- N-no, eso nunca... solo de pensar que podrías haber m-muerto...

Me estremecí ante aquel pensamiento y agaché la cabeza entristecido.
Levanté la cabeza y le miré de golpe cuando me preguntó si aún estaba enamorado de él, aquello me pilló de sorpresa.
Me ruboricé y con una expresión de tristeza asentí.

- Lo siento... -me disculpé por seguir enamorado de él, probablemente se sentía incómodo respecto a eso.

Una vez más, suspiré. Supuse que sus sentimientos no habían cambiado nada en estas últimas semanas. Me preocupaba si la revelación de la verdad le había afectado demasiado a sus estudios.

- ¿Y acaso crees que eso es lo mejor? ¿No estás tirando tu futuro por la borda?

Me levanté aún algo dolido y le miré.

- Te dije que lo mejor era que te olvidaras de mí. Si al menos me hubieras dejado morir, habría desaparecido por completo de tu vida.

No me daba cuenta de la frialdad de mis palabras, pero aun así no podía evitar pensar aquello; llevaba semanas planteándome que era lo mejor para él, y pensando que podría hacer yo por él...

Le miré algo sorprendido ante su pregunta, lo decía como si yo escogiera estar enamorado de él o como si en cualquier momento pudiera decidir dejar de quererle.

- C-claro que no. ¿O es que acaso c-crees que quiero estar enamorado d-de alguien que... n-no me q-quiere...?

Decir aquello me dolía, pero era algo que no podía ignorar, aunque me hiciera daño.
De nuevo volvió a decirme que lo mejor era que le hubiera dejado morir, me estaba empezando a molestar que dijera esas cosas, yo nunca sería tan malo como para hacer algo así, además si él muriera me iría yo detrás.

- N-no creas que no lo intento, p-pero es imposible -dije conforme me levantaba- ¡Y d-deja de decir d-de una vez q-que te hubiera d-dejado m-morir! Lo último que q-quiero es que desaparezcas... s-si eso pasara yo... y-yo...

Me quedé mirándole fijamente mientras mis ojos se ponían húmedos, me desesperaba que no pudiera comprender mis sentimientos, que no comprendiera que no le quiero lejos de mi ni que no podía olvidarme de él.

Me di cuenta a buenas horas de la crueldad de mis palabras y de nuevo, suspiré.
Me adelanté un par de pasos y le abracé, quizás era algo que necesitaba después de tanto tiempo y después de lo que acababa de pasar.

- Lo siento... No sabía lo que estaba diciendo... No era mi intención...

Apreté un poco el abrazo y sin darme cuenta le besé en la frente.

- Te he echado de menos... Necesitaba hablar contigo.

Me sorprendí cuando inesperadamente me abrazó y se disculpó por lo que había dicho. Mis mejillas se sonrojaron y a penas me moví, estaba en shock. Volví en mi cuando me besó en la frente. Mi corazón se aceleró y mis ojos se humedecieron.
Le abracé fuertemente, hundiendo la cabeza en su pecho y comenzando a llorar.
Me puse contento cuando me dijo que me había echado de menos, aun que en el fondo sabía que no era cierto...

- Y-yo t-también... m-mucho... -dije sollozando, a la vez que le iba abrazando más fuerte.

Quería dejarle las cosas claras, había estado reflexionando durante las últimas semanas sobre mi comportamiento, quería que supiera ahora mi verdad.

- Eres libre de creerme o no... Pero tras pensarlo mucho, realmente siento lo que te hice.

Me detuve unos segundos intentando buscar la exactitud de mis palabras para que sonaran verídicas.

- Y me he dado cuenta... De lo mucho que te necesito.

Y en este caso no estaba mintiendo, sabía lo importante que yo era para él y eso me había hecho pensar sobre como me sentía yo por él, en cuestión de días me di cuenta de ese sentimiento.
Me aproximé a su rostro y le di un breve beso en los labios, intentando que encontrase el significado y con algo de suerte me creyese...

Levanté la cabeza y le miré cuando me dijo que sentía lo que me había hecho y que me necesitaba. El corazón me dio un vuelco ante tales palabras, aquello me daba esperanzas de que tal vez él sintiera lo mismo por mi o pudiera llegar a sentirlo.
Mi rubor y nervios aumentaron cuando me besó, me tomó algo de sorpresa. En ese momento me sentí muy feliz, eso era lo que he estado deseando durante estas semanas. Pero debía de tener los pies en el suelo para que no se volviera a repetir la misma historia, debía de ser realista y reconocer que esta situación era un tanto inverosímil.
Me alejé un par de pasos, llevándome una mano a los labios.

- N-no... no voy a v-volver a caer -dije con tristeza- Tú para lo único que m-me necesitas es para...

Obvié esa última palabra, era incapaz incluso de pronunciarla. Bajé la cabeza desanimado, no quería volver a hacerme ilusiones.

Se negaba a creer en mis palabras, pero tras varias semanas transcurridas pensando en mi comportamiento conocía la verdad, y sabía que eso era verídico, sin embargo sabía que no sería para nada fácil que él lo creyera.

- Repito, eres libre de creerme o no... pero he reflexionado sobre mi actitud y sé que no estuvo bien...

Hice una pequeña pausa y tomé su cara entre mis manos dándole un breve beso mientras acariciaba su cara.

- Pero... Te puedo asegurar que lo que ahora mismo siento por tí es verdad y difícil de cambiar.

Dudo que creyese en mí, y más después de lo que había hecho, lo malo es que no sabía como podría confiar en mí de nuevo si había jugado con su confianza.

Cuando me volvió a besar de nuevo me sentí en las nubes, no se lo rechacé ni mucho menos, era lo que yo más deseaba, aunque fuera triste pensar que aquellos besos para él no significaban nada, por mucho que se empeñaran en decir que ahora sentía algo por mi, era demasiado difícil de creer.

- Ya... en aquel entonces también era de verdad... o al menos eso d-dijiste.

Como me tenía cogido por la cara no pude evitar mirarle directamente a los ojos, cuando lo hice y observé su rostro pensé que quizás podía estar diciéndome la verdad. Deseché esos pensamientos, no podía dejar llevarme por mis emociones, si no pasaría como la otra vez...

- P-puede que si q-que sientas algo por mí... -dije mientras inconscientemente le agarraba de la camisa y me acercaba a él- lástima.

Me quedé mirándole lastimeramente y con los ojos húmedos. Decir aquello me dolió, pero era lo que pensaba. Aunque bueno, quizás no era tan malo si era capaz de sentir lástima...

Era inútil, por muchas veces que se lo dijera no me creería, no después de lo que hice, y menos aún habiendo jugado con sus sentimientos.

- Sabía que no me creerías, pero no sé que hacer para demostrate que sí es así...

Y en realidad, no lo sabía, simplemente podía rogarle que me diese otra oportunidad.

- ¿Estarías dispuesto a darme otra oportunidad y dejar que el tiempo decida...?

No se me ocurría nada mejor, pero quizás fuese lo más eficaz.

Me sorprendí cuando me pidió que le diera otra oportunidad. Por un momento, me invadió una enorme alegría, pero seguidamente, y al volver a pensar con lógica, esta alegría se desvaneció.

- ¿Darte otra... o-oportunidad? -dije incrédulo- ¿Es que... q-quieres que nos volvamos a acostar juntos? -añadí mirándole con desconfianza.

Me sentía mal por desconfiar tanto de él, pero no quería volver a ser engañado. No iba a tropezar dos veces con la misma piedra.

Oir que solo pensaba que quería otra oportunidad para acostarme con él hacía que me desanimara profundamente, sabía que era inútil, pero no sabía como demostrarle que era verdad, solo podía confiar en mis palabras, y tampoco pensaba que fuera a servir de mucho.

- No... No quiero eso. Solo quiero que me des otra oportunidad, que confies en mí, quiero que me des una oportunidad como tu pareja.

Aunque fuera de forma clandestina, quería que me dejase claro si él estaba dispuesto o simplemente había jugado tanto con su confianza que ya no era capaz de creer ninguna de mis palabras y me rechazaría.

Cuando mencionó la palabra pareja me quedé impactado... ¿me estaba proponiendo que fuéramos pareja? No pude ocultar mi alegría y en mi cara se dibujó una leve sonrisa.

- ¿M-mi p-pareja dices...? ¿Q-quieres que t-tú y yo...?

Bajé la cabeza, sonrojado. Realmente... me gustaría tener una relación seria con él, pero aún estaba algo inseguro, no sabía si creerle o no.

- Sabes... q-que no hay nada que desee más, p-porque y-yo... t-te quiero, p-pero... ¿cómo puedo creer que tú sientas lo mismo...? S-si me dijiste que me habías mentido...

Era cierto, le había mentido en aquel entonces, y ahora no sabía como arreglar las cosas...

- Es cierto que te había mentido, y he jugado con tu confianza. Pero a día de hoy no sé como demostrártelo solo quiero que me des una segunda oportunidad...

Tomé una vez más su cara entre mis manos y le volví a besar suavemente acariciándole la cara.

- Solo quiero que recuperes la confianza en mí... Solo me queda decirte que te lo estoy diciendo de verdad.

Quería que me creyese, al fin y a cabo le estaba diciendo la verdad esta vez... Pero al haber jugado con él las esperanzas de que me diera otra oportunidad quedaban muy reducidas.

Cuando me besó, apoyé las manos en su pecho y sonreí. Sentía como si me estuviera diciendo la verdad, como si él realmente me quisiera al igual que yo a él.

- Y-yo... B-bueno... y-yo... -comencé a hablar sin si quiera saber que iba a decir- S-supongo q-que podríamos...

Pensé en darle otra oportunidad, eso era lo que yo deseaba, además él me quiere... o al menos eso creo, o eso es lo que quiero creer, ¿cómo podía estar seguro? Las dudas comenzaron a invadirme de nuevo, y recordé todo lo que había pasado, desde que nos vimos en este laberinto hasta que me dijo que me había utilizado.
Impuslivamente, le dí un pequeño empujón, apartándolo de mi.

- ¡Y-ya! ¡T-te dije q-que no iba a v-volver a c-caer!

Aunque lo que quería era estar junto a él, debía de mantenerme firme, no debía de mostrarme débil o si no me volvería a engañar... Espinas, eso fue lo que él mismo me dijo, al fin y al cabo.

Como me temía, aquello no dio resultado.
Era lógico, fui yo quien le dijo que no se fiara de las apariencias e intentara comportarse de una manera más cerrada para no volver a caer en el mismo error.

Suspiré melancólicamente y le miré con lástima.

- Bueno, no diré que no lo intenté...

Me di la vuelta dispuesto a marcharme de aquel lugar, no había mucho más que decir.

- Es lógico que no me creas... Y lo entiendo. Solo te pido que recapacites, si es posible.

Empecé a emprender la marcha, dispuesto a que hiciese caso a mis palabras o reflexionara en los últimos momentos.