Después de una experiencia no muy agradable... [Matthieu~]

Tras sufrir un ataque por mi culpa llevé a Matt en brazos hasta la Zona Oscura.
Antes de entrar le tendí una capa negra e hice que se la pusiera.

- Así no te reconocerán - susurré.

Al entrar alguien me detuvo, creo que se trataba de otro profesor. Me preguntó que llevaba ahí.

- Un alumno que ha sido herido, yo mismo me iba a encargar de él.

Aquel hombre me miró con el ceño fruncido y se fue, cuando llegué a mi habitación saqué las llaves del bolsillo y abrí la puerta.
Le invité a que se sentara y examiné su ropa.

- Me temo que te tendré que dejar un uniforme, ese está entero manchado de sangre... Y también me temo que si te tengo que curar tendrás que quitártela de todas maneras. - sonreí de medio lado mientras me encaminaba al baño a coger el botiquín donde tenía algunas vendas y pomadas.

Hice lo que me dijo y me puse la capa.
Oí a un hombre, preguntaba a Francis que qué llevaba ahi, se me pusieron los nervios de punta. Por suerte, aquel hombre no insistió más cuando Francis le contestó y simplemente se fue.

Llegamos a su habitación. Me quedé parado, observándola, aquel sitio me traía recuerdos... y no sabría decir si buenos o malos.

Me senté al pie de su cama y me examinó la ropa, entonces me dijo que tenía que quitármela.
Me sonrojé y asentí. Su sonrisa me hizo comenzar a ponerme nervioso.

Me quité mi ensangrentada ropa con algo de nervios, a excepción de la ropa interior, claro. La dejé a un lado y me volví a sentar. Miré al suelo algo encogido y con la cara roja.

Volví a la habitación con el botiquín en la mano, él había obedecido y se había quitado la ropa.
Sonreí al ver su cara ruborizada, sabía que la situación le hacía sentir incómodo.

- Bueno vamos a ver... - dije poniéndome delante de él. - Es posible que escueza un poco... Pero seguro que te alivia.

Esparcí un fármaco por sus heridas y las limpié, después vendé la mayoría de ellas.

- Ya está, ahora debería buscarte un uniforme, aunque me temo que solo tengo los de la zona oscura...

Inspeccioné en mi armario y saqué uno el cual dejé a su lado en la cama. Le miré por unos instantes y me dí la vuelta soltando una carcajada.

- Vale, vale, no miraré mientras te vistes.

Comenzó a curarme las heridas. Cuando me rozó con aquel ungüento, me quejé debido al escozor, pero intenté que no se me notara cuando siguió curándome las demás heridas.
Aquella situación me daba mucha vergüenza, intentaba encogerme para tapar mi cuerpo, pero era un poco difícil si me estaba curando las heridas.

Una vez terminó de curarme, dejó un uniforme a mi lado. Lo observé y a continuación miré a Francis, que también me miraba a mi. Me sonrojé y fruncí un poco el ceño, no iba a vestirme si me miraba.
Se giró, y con algo de desconfianza me levanté y comencé a vestirme.

- Espero... q-que los de la zona de luz no me acribillen s-si me ven con esto, hehe...

Se me hacía algo raro verme así vestido, aunque realmente no me importaba, me hacía sentirme algo más parecido a él.

Me di la vuelta y le miré, realmente le sentaba muy bien el traje.

- Eso es lo malo, a ver como entras ahora en la zona de luz...

Aunque no le quise dar demasiada importancia a este detalle. Intenté mantener la seriedad y le miré.

- Creo que te debo una explicación en cuanto a lo que me atacó...

Me senté junto a él y le tomé la mano estrechándola con fuerza.

- Bueno, como bien sabrás ya, yo soy de nacionalidad francesa.... Nací en un barrio humilde de París, y mientras era pequeño fue desarrollando una magia muy poderosa, demasiado destructiva... Un día mientras estaba en clase lo que nos atacó vinieron a por mí y muchas vidas inocentes se perdieron por mi culpa...

Hice una pequeña pausa y me remangué la manga de la camiseta, dejando al descubierto la marca.

- ¿Ves esto? Esto es un pequeño sello que me dejaron a cambio. Gran parte de mi magia me la quitaron, pero... Aún así temen que pueda renacer y no descansarán hasta acabar conmigo... - le miré - Siento haberte puesto en peligro hoy...

Le miré sorprendido mientras me contaba lo de las criaturas que me atacaron. Al final no eran entes del más allá que venían para hacerme pagar por lo que le hice a madre...
Lo de que muchas vidas inocentes se perdieron por su culpa me recordó más o menos a mi mismo, probablemente, al igual que me pasaba a mi, tenía esa carga.

Observé aquella marca en su brazo. Ya la había visto antes, aunque la recordaba de un color diferente.

- N-no pasa nada, no es tu culpa...

Me quedé cabizbajo pensando. Francis estaba en peligro constante, dijo que aquellos seres no descansarían hasta acabar con él. Me gustaría tanto poder ayudarle a deshacerse de esos seres, podrían atacar en cualquier momento, me sentía inseguro...

- Debe de ser duro t-tener a esas cosas tras de ti siempre... T-tengo miedo de que algún día c-cumplan con su misión... y t-te encuentre m-mu... -me llevé una mano a la cara, incapaz de continuar hablando, mientras mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

Le abracé en cuanto empezaron a llenarse los ojos de lágrimas.
Le estreché contra mi pecho y le besé en la cabeza.

- No tiene por qué pasar tal cosa... Llevaré más cuidado de ahora en adelante, ahora que te tengo... no quiero ponerte en peligro y menos perderte.

Le tomé la cara entre las manos y le volví a dar un beso en los labios.

- No ahora que sé que te quiero. - añadí dedicándole una dulce sonrisa.

Después de todo lo que le había hecho se merecía que le compensara de alguna manera, y ahora que los dos sentíamos algo mutuo no iba a dejarle escapar.

Correspondí a su abrazo, hundiendo la cabeza en su pecho. No pude evitar derramar unas pocas lágrimas, pensar en aquello me llenaba de tristeza y preocupación.
Me besó y me dijo que me quería, a pesar de lo preocupado que estaba no pude evitar sonreír tímidamente.

- E-entonces... n-no te vas a morir, ¿v-verdad? Dime q-que no te van a m-matar...

Aquella era una pregunta un tanto estúpida, pero necesitaba que me lo dijera para poder tranquilizarme.
En un acto impulsivo le agarré la camisa, me acerqué más a él y le di un pequeño beso mientras mis ojos volvían a ponerse llorosos.

- N-no quiero que te mueras...

Le estreché con más fuerza entre mis brazos.

- Claro que no me voy a morir, no pasará nada...

Me volvió a besar con los ojos humedecidos, le limpié las lágrimas dulcemente y le dediqué una sonrisa.

- No ocurrirá nada, y tampoco pienso ponerte en peligro otra vez, confía en mí, d'accord?

Le acaricié la cara con dulzura sin que mi sonrisa se borrara de mi cara.

- ¿Quieres que vayamos a dar un paseo o algo? Nos vendrá bien despejarnos la cabeza para no pensar tanto en lo ocurrido, oui? - añadí guiñándole un ojo.

Sus palabras lograron tranquilizarme. Asentí cuando me dijo que confiara en él y le dediqué una sonrisa.
Mis mejillas se sonrojaron ligeramente cuando me guiñó un ojo al proponerme que fuéramos a algún sitio.

- S-si, eso estaría bien -dije sonriendo con timidez- A-aunque me da algo de miedo...

Aún seguía algo emparanoiado con esas cosas que nos atacaron. Tenía miedo de que nos estuvieran esperando para acabar con nosotros.

Sonreí de medio lado y me levanté de la cama, dejé a su alcance una de mis manos para que se sirviera de ella para levantarse.

- Confía en mí, nada pasará, si estás conmigo, estás a salvo.

Le miré con dulzura, e inspeccioné su uniforme, el cual le quedaba realmente bien.

- ¿Sabes? Si te ven con ese uniforme no sospecharán de verte conmigo, no demasiado. - dije sonriendo.

Me dirigí hasta la puerta, sin embargo antes de abrirla le volví a dar otro pequeño beso en los labios.

- Adelante, vamonos. - añadí con una gran sonrisa.

Tomé su mano y me levanté de la cama. Lo que dijo me ayudó a sentirme mejor, realmente a su lado me sentía seguro ((me siento seguroooo~~)).
Me di cuenta de que me estaba observando, eso me hizo sonrojarme y sonreír inevitablemente, con timidez.

- B-bien, n-no me gusta estar todo el rato escondido.

Antes de salir me besó, no pude evitar ponerme colorado de nuevo. Le miré sonriente y me atreví a tomarle de la mano, desviando la mirada debido a la vergüenza, y ambos salimos de la habitación.