¡Pero qué desmadre! [Privado: Nami-chan]

La alarma empezó a sonar, curioso, muy curioso. ¿Quién habrá sido el listo? Si así se creen que van a saltarse las clases... ¡van listos!

Apagué la alarma con mis poderes, ya no sonaba, estaba todo en orden. Me dirigí a los comedores, donde residían los estudiantes en estos momentos. Llamé a los profesores, y cada profesor, indicó a los alumnos que volvieran a clase.

En el comedor de luz no quedaba nadie. Cuando llegué al de oscuridad me llevé una gran sorpresa, estaba allí "mi querida amiga Chiisa". Genial, no me había ido ya suficientemente mal el día, no, tenía que encontrármela a ella, precisamente...

Me acerqué a ella como si nada, y cortésmente la saludé.

-Buenos días Chiisa, ¿qué tal andas?-dije con una falsa sonrisa en mi rostro.

Algo se había roto en mí, genial, ¿ahora me salía con lo de la cana?, algo dentro de mí me decía que la ignorase, pero eso no sería propio de un caballero. Una dama es una dama, aunque esta tenga más pinta de víbora.

Le sonreí falsamente, aunque bien disimulado, y sin más que añadir dí dos pasos hacia adelante, acercándome más a ella.

-Oh, ¿enserio? yo pensé que estaba todo en orden respecto a mi pelo. Me lo cuido mucho ¿sabes? un director siempre tiene que dar buena imagen-comenté burlonamente, resaltando la parte de "un director".

A continuación, con un poco de magia, recogí todo y puse un poco en orden el salón. Se notaba mucho cuando muchos magos, sobre todo oscuros, pasaban por allí. Un caos tremendo se había formado.

-Deberías controlar un poco más a tus alumnos, Chiisa. Esa imagen de profesora modelo se está quebrando, creo que tendrás problemas si no puedes ni calmar a un puñado de adolescentes-añadí, pero esta vez, con una sonrisa ya más relajada y sicera. Uno se quedaba genial después de soltar las verdades ocultas, o simplemente reprochar al que te reprocha.

¿Eso era un golpe bajo? o almenos eso me pareció, es más astuta de lo que pensaba. Quizás este encuentro fuera divertido...

-Creo que deberías revisar de nuevo tus palabras. Yo acabo de volver de viaje, no tengo nada que ver con esto. Es más, si vengo y me encuentro esto hecho un caos es porque no eres capaz de controlar a... ¿cuántos? ¿40 alumnos?-comenté intentando ponerme serio, era difícil, ya que esa situación era bastante divertida.

Por otro lado, ahora que lo pensaba, pronto tendría que volver a salir, odiaba esos inesperados viajes, pero era parte de mi trabajo. Tendría que ir a comprobar también que todo en el resto del Instituto estaba en orden o, por otra parte, preguntárselo a ella. Aunque, quién sabe, quizás la pille de malas y no quiera responderme, pero probar no cuesta nada.

-¿A pasado algo interesante estos días?-dije con tono un tanto aburrido.

Volvíamos a empezar... era como una discusión sin final. Cada vez se volvía más repetitiva, quizás ya no fuera tan graciosa, pero no me ponía de mal humor. Era algo sin sentido lo que empezábamos a discutir, su toque de humor tenía, hasta algo de pique entre ambos lados.

-Es cierto señorita Minazawa, pero esque pensé que usted ya habría más que suficiente, ¿o no es capaz de estar tres días sin mí? ¿tanto me echa de menos si me voy?-dije en tono burlón.

Ahora trataba de ponerme más a su nivel, hablándole también por "usted". Chiisa es demasiado orgullosa, ya sabía que no diría que me había echado de menos, pero es una amiga, una vieja y buena amiga.

En el fondo, ella y yo siempre estamos discutiendo por mero cachondeo, pero eso es lo que nos une más, aparte de lo que sucedió hace unos años.

Parecía algo enfadada, ¿ese era mi plan? No creo que pudiera intentar enfadarla, ya lo hacía solita, puesto que poseía un carácter demasiado fuerte para una apariencia tan dulce.

-Oh, pero yo no me voy por ahí a ligar, y además usted lo sabe, he tenido que resolver unos asuntos ligados a lo que pasó hace años, ¿recuerda? o no me diga... ¿el paso de la edad ha hecho que se le olviden las cosas? En aquel entonces yo era un crío, y usted ya estaba bien formada, señorita Chiisa-dije en tono guasón. Intentaba hacer que ella se sintiera más vieja, tan sólo era un juego de niños...

Ahora sí, necesitaba un respiro, creo que después de aquello último, caería sobre mí toda su ira, o tal vez no... llevaba mucho sin hablar con aquella chica, asique posiblemente sus reacciones hayan cambiado, aunque por la forma en la que me miraba yo diría que ahora estaba más enfadada que nunca. A una mujer nunca le gusta oír nada relacionado con la edad, y más si es únicamente para juntarle los años.

Tras oír las palabras de la "pequeña" Chiisa, comencé a reirme por lo bajo, realmente esta "discusión" era muy graciosa, creo que en breve empezaríamos a llamarnos por nombres de animales o cosas parecidas.

-Venga Chiisa, nada de dar la espalda, si sabes que somos muy buenos amigos-dije sonriéndole dulcemente.

Después de decirle eso, cogí y la abracé, era una buena amiga, y era lo único de mi pasado que ahora tenía cerca.

-¿Sabes lo que ha pasado ahora, no? El motivo por el que me fui...-dije recuperando el tono de voz serio y arreglándome la corbata para dejar la discusión que no llegaba a ningún lado.

¿Novedades? Uff... no sabía por donde empezar... Aunque bueno, tratándose de Chiisa, creo que la información saldría sola, pero aun así...

-No exactamente, todo sigue tal cual, ahora parece estar en un periodo de calma que pronto terminará, y yo pronto tendré que volver a partir, y seguramente para un largo periodo-le comenté con cara de pocos amigos. Realmente era algo que me molestaba muchísimo, yo parecía el mensajero de una guerra y eso era todo un caos.

Suspiré fuertemente, estaba exhausto, sólo tenía ganas de darme un baño y descansar unas ocho horas, pero ahora tenía trabajo pendiente en Olympus, por lo que descansar sería una tarea que haría después.

La preocupación había inundado mi rostro y mi cuerpo, era una sensación que pensé no volver a sentir nunca. A diferencia de aquel momento, ahora sabíamos a lo que nos enfrentábamos y sabíamos como combatirlos, aunque no era precisamente algo fácil de hacer, por mucho que lo pareciera.

Miré a Chiisa con un rostro muy serio. No sabía que iba a pasar de ahora en adelante, pero esperaba que no volviéramos a aquellos tiempos innombrables.

-Para eso se creó Olympus, ¿no? para que no vuelva a pasar lo de la última vez. Ahora contamos con la ayuda de los profesores, que son magos con experiencia en la magia y que están por la causa-repliqué muy seguro de mis palabras.

Sí, no había nada que perder, aunque de todos modos, yo no estaría aquí, y haría todo lo posible para que no llegara a Olympus, aunque tuviera que dar mi vida si fuera necesario.

-Chiisa, confía en mí y recuerda que debes hacer si por cualquier caso tardo demasiado en volver o si... por otro lado, nunca regresara. Recuerda que esto no es un juego de niños, y que, aunque anteriormente salimos ilesos, no quiere decir que ahora tenga que suceder lo mismo-comenté llevándome una mano a la frente y frunciendo el ceño por pura rabia. Rabia al no poder hacer nada más por este Instituto y sobretodo, por los alumnos del centro.