Y yo qué hago aquí...

Acompañé a Matt hasta las habitaciones de la zona de luz, me la jugaba al ser un profesor de Magia Negra y encontrarme en aquella zona, pero no era como ellos, no tenía ese uniforme que me diferenciara de una clase u otra, pero sabía que debía andarme con ojo.

Le miré y comprobé que estaba chorreando agua debido a la lluvia que nos había pillado antes afuera.

- Será mejor que entres y te des una ducha caliente, no quiero que cojas un resfriado. - le dije con una sonrisa.

Pasé mis manos por su pelo, el cual estaba completamente mojado.

- Si que te has mojado...

Llegamos hasta la puerta de mi habitación. Tenía frío y estaba empapado, así que la sugerencia de Francis me pareció muy apetecible.
Me ruboricé cuando me tocó el pelo, y esbocé una pequeña sonrisa.

- Si... Creo que esa ducha me vendría bien.

Abrí la puerta de mi habitación, invitando a Francis a entrar.

- ¿Quieres pasar? No me gustaría que te pillasen... -dije sin poder evitar sonrojarme, no todos los días invitaba a alguien a mi habitación- S-si quieres te p-puedo dar una toalla... m-mi ropa no c-creo que te venga p-pero... -añadí nerviosamente, mirando al suelo, estaba comenzando a enrollarme como las persianas.

Sonreí y entré dentro.

- Sí, supongo que una toalla estaría bien.

Yo no me había mojado tanto como él, supongo que se debía a que estaba más resguardado. Pero eso no era lo importante.
Me acerqué a él y puse mis manos en sus brazos.

- Estás tiritando y helado.

Le atraje hacia mí abrazándole, con el fin de que entrase un poco en calor. A continuación solté una pequeña risa.

- Creo que que la ducha hará mejor función que yo para quitarte el frío.

[Qué mal ha sonado eso último xDDD]

Cerré la puerta y me dirigí a buscar una toalla, pero antes de poder hacerlo Francis se acercó a mi y me abrazó.
Se me pusieron los pelos de punta, aquello no me lo esperaba. Mi cara se tornó totalmente roja. Correspondí lentamente y nervioso.

- Nada podría quitarme el frío mejor que tú... -dije en tono bajo, sin procesar antes la palabra por mi cerebrito.

Entonces me di cuenta de que lo que había dicho podría haber sonado demasiado... ¿pervertido? Oh cielos, yo no digo esas cosas, no.
Eso me hizo ponerme más nervioso y colorado. Me separé de él y rápidamente comencé a buscar una toalla.

- T-toma -le dije, dándole la toalla- Yo voy a ducharme, no t-tardo.

Aquel comentario que hizo realmente me hizo pensar algo que ni en mis sueños era así. Sonreí de medio lado ante el malentendido, sin duda alguna era poco posible que fuera de otra manera...
Tomé la toalla y asentí, salí de aquella sala y me pasé la toalla por todo el cabello.
Entré en una sala bien iluminada, me llamó la atención las buenas vistas que parecía tener, a pesar de tratarse el de un instituto. Me dejé la toalla en los hombros y miré por la ventana, ahora parecía filtrarse unos cuantos rayos de sol.

Me apoyé contra el marco de la ventana y quedé absorto en mis pensamientos.

Vaya aburrimiento, justo cuando salgo a hacer heroicidades, va y se pone a llover. Ahora no podría seguir buscando gente a la que salvar de las fuerzas del mal, ¡¿qué será de la paz de la tierra sin un héroe que la pueda proteger?!
Pero bueno, no quería seguir empapándome, asi que entré dentro.

Como me aburriría en mi habitación, decidí ir a cansinear a mi hermanito, además él siempre guardaba algo de dulce en su habitación, y tenía hambre.

Entré sin llamar, la puerta estaba abierta pero no vi a nadie dentro. Escuché el sonido de la ducha y supuse que ahí estaría Matt.
Preferí que no se enterase de que estaba allí, así podría buscar el dulce y comérmelo sin dejar rastro del crimen.

Me acerqué a su pequeño armario y comencé a buscar allí.

Salí de mis pensamientos y volví a pasarme la toalla por el pelo, creí ver a Matt de espaldas rebuscando en un armario y me acerqué sigilosamente hacia él y le abracé por la espalda, acariciándole el torso por delante.

- Qué... ¿Ya se te ha pasado el frío o necesitas más ayuda para ello? - dije en tono sensual cerca de su oído.

Me atreví a meter la mano por debajo de la camisa y a seguir acariciándole el pecho una vez me había hecho paso.

Me duché lo más rápido que pude, pues no quería hacer a Francis esperar mucho. Al salir no vi mi ropa en el baño, normal, con las prisas había olvidado coger ropa seca.
Con una toalla me tapé y salí rápidamente a coger mi ropa, pero vi una escena que me dejó impactado.
Mi hermano Alfred estaba ahí, y Francis le abrazaba por la espalda, también tenía la mano bajo su camiseta.
Me sentí muy dolido, tenía ganas de llorar, o de pedir una explicación, pero tan solo me quedé petrificado observándoles. No podía creer que ellos... fueran amantes.

Mientras rebuscaba en el armario de Matt sentí una presencia extraña a mi espalda. Antes de poderme girar, alguien me abrazó y me susurró al oído que si necesitaba ayuda para quitarme el frío, traducción: si quería calentarme.
Oh my god, tenía un pervertido a mi espalda. Me quedé paralizado, hasta que ese sujeto no identificado comenzó a acariciarme el pecho.
Le miré de reojo con ira y me giré de pronto, encarándome con aquel tipo al que jamás había visto, y le golpeé la cara con fuerza.

- ¡¿Qué se supone que haces, maldito pervertido?!

Sin obtener respuesta alguna, no me detuve y seguía haciéndolo, quizás pasando a la acción fuese mejor.
Sin embargo quien yo pensaba que era Matt resultaba que no era así pues me golpeó con fuerza en la cara.

Noté mi cartílago desencajado y un leve hilo de sangre bajando desde la nariz.
Me llevé una mano a esta e intenté volver a encajarme el hueso, eso sí que dolía. Mientras tanto inspeccioné al sujeto que me había golpeado, no era Matt, pero se parecía demasiado a él. Maldita sea... Ya había metido la pata.

- ¿Y tú quién demonios eres y qué haces aquí? - pregunté enfadado.

¡Ajá! Aquel tipo no se esperaba eso, se sorprendió bastante y conseguí que le sangrase la nariz. Él era como un villano de cómic, como el Joker o el Doctor Octopus, porque tenía las manos y dedos demasiado bailarines. Pero yo, el defensor de la justicia, me encargaré de hacerle pagar.
Encima se atreve a preguntar que qué hago yo allí, ¡vaya una ironía!

- ¿Cómo? Eso te lo tendría que preguntar yo a ti, Octopus -dije señalándole con el dedo índice- ¿qué tienes que hacer aquí, en la habitación de mi hermano?

Ah, todas las piezas encajaron en mi cabeza como si de un puzle se tratase, ¡quería hacerle daño a mi hermano aprovechándose de su corta capacidad física y mental!

- ¡Ajá! ¡Tú lo que querías era profanar las partes íntimas de mi pobre e indefenso hermano aprovechando que es un debilucho y un afeminado! ¿verdad?

Aquel chaval empezó a decir cosas disparatadas y a tergiversar las cosas.

- Mira chico, no sé de qué me estás hablando, esto se ha tratado de una simple confusión.

Me crucé de brazos y le miré desafiante, recuerdo que Matt me comentó algo de su hermano pero no pensé que sería tan diferente en verdad a él. Se parecían muchos pero este era bastante más corto de luces y mucho más fuerte.

- Qué hacía yo aquí no es asunto tuyo y no he entrado por cuenta propia, que te quede claro.

Que prepotencia tenía en verdad aquel chico... Ya me cansaba ver a personajes como él todo los días.

Me enfadé mucho, encima tenía el descaro de decir que lo que hacía allí no era asunto mío... ¡se trata de mi hermano, tengo todo el derecho del mundo a saber que pasa aquí!

- ¡Cállate villano! Tus palabras resbalan sobre mi, porque todo son mentiras -dije con pose heroica.

Me abalancé sobre él y conseguí inmovilizarle, agarrandole los brazos con fuerza tras su espalda.
Entonces, oí como alguien gritaba mi nombre con fuerza. Me giré y allí estaba Matt. Aproveché para hacerme el héroe.

- Mira Mattie, he atrapado un polizón en tu habitación -dije apretando con mucha más fuerza los brazos de aquel extraño sujeto- Se había colado para quitarte tu inocencia, pero tú descuida, yo me encargaré de darle su merecido.

La idea de que eran amantes se me fue por completo de la cabeza en cuanto mi hermano le dio un puñetazo y comenzaron a discutir. Me horroricé y me llevé las dos manos a la boca, daba la sensación de que Alfred le había partido la nariz a Francis.
Ninguno de los dos pareció percatarse de mi presencia. Yo me quedé inmóvil y asustado por tal pelea ante la puerta del baño, sin atreverme a decir nada.

Cuando Alfred se lanzó a por Francis reaccioné, no podía permitir que Alfred siguiera haciéndole mal.

- ¡Alfred, basta! -logré gritar.

Me escuchó y se giró hacia mi, diciéndome que había atrapado a Francis porque quería "quitarme la inocencia". No sé a que inocencia se refería, ya la había perdido hace tiempo.

- ¡N-no, Alfred, por favor d-déjalo en paz! -dije acercándome a él y agarrándole del brazo, intentando en vano que lo soltara- Él no pretende h-hacerme daño.

Aquel chico debía de tener un cacahuete por cerebro, por que no entendió nada.
Me agarró con fuerza las manos tras la espalda, vaya, para ser hermano de alguien como Matt sí que tenía mucha más fuerza.

Matt intervino e intentó convencer a su hermano de que me dejase libre y comprendiese la situación... Pero aquel chico parecía tener menos luces que un un barco pirata.

- ¿A caso no le has oído? ¡Suéltame! Las cosas no se arreglan así, guapito de cara.