Atacado por sorpresa

Había salido a dar una vuelta, me había cansado de la rutina de clase - habitación.
Iba paseando sin rumbo, aunque procuré no acercarme al laberinto, no quería que nada me recordase a Francis, necesitaba sacármelo de la cabeza.
"Psique, ayúdame a olvidarme de él..." pensaba cada vez que su recuerdo venía a mi.

De repente, oí un ruido tras de mi. Me giré, pero no vi nada.
"Probablemente haya sido el viento..."
Seguí caminando, y volví a oír esos ruidos, eran como susurros. Aligeré el paso algo asustado, aun que ni si quiera sabía donde me dirigía. Me tropecé y caí al suelo, en ese momento unas especie de sombras salieron de entre la hierba y se abalanzaron sobre mi. Me levanté rápidamente y eché a correr lo más rápido que pude.
Comencé a ver una especie de casa a lo lejos, me dirigí hasta allí. Conforme me fui acercando me di cuenta de que era el templo. Supongo que si entraba allí esas criaturas no podrían cogerme... al fin y al cabo el templo es un lugar sagrado, espero que no puedan pasar.

Entré corriendo, cerré la puerta y me encogí en una esquina, esperando que se fueran. Los ruidos cesaron, levanté la mirada y suspiré tranquilo. Pero entonces, la puerta se abrió violentamente y pude ver como esas sombras se abalanzaban sobre mi sin posibilidad alguna de huir.
Cuando me atacaron sentí un dolor muy agudo, comencé a sangrar por la boca, y debilmente me intenté arrastrar hacia la salida, aunque fue en vano pues esas sombras me lo impedían, hiriéndome y haciendo que mi sangre volase por los aires.

En aquel preciso instante, me encontraba dando clase a los gamberros de primero, quienes no mostraban interés alguno en la asignatura.
De pronto empecé a sentir un dolor en mi brazo izquierdo, en especial en la marca que tenía en dicho brazo.
Comprobé que estaba de un color como la sangre que recorría mis venas y miré por la ventana viendo a lo lejos una especie de tormenta. Tiré los libros sobre la mesa.

- Podéis iros, eso es todo por hoy.

Dándome prisa salí del lugar y corrí hacia donde la tormenta se hacía aun más potente.
Sin embargo no se trataban de rayos, ni lluvia.
Eran los espectros que habían intentado acabar con mi vida varias veces.
Comprobé que estaban atacando a Matt y me interpuse entre las sombras y él conforme el dolor de mi brazo aumentaba con la presencia de aquellas sombras.

- Arrêtez-vous! - grité puesto que solo podían entender mi idioma - C'est moi qui vous voulez!

Me hicieron caso y se detuvieron por unos instantes, aproveché y arropé a Matt con mis brazos, protegiéndole de lo que se avecinaba.
Interpuse mi brazo izquierdo para crear un escudo que nos protegiese durante unos instantes mientras intentaba hacer frente a los espectros, solo había una forma de vencerlos y debía buscar la manera exacta de conseguirla.

- Ne le pas blessé, c'est moi qui vous voulez détruire...

Cuando pensé que iba a caer ahí mismo, alguien entró corriendo y me arropó. Levanté la mirada con algo de dificultad y vi que se trataba de Francis, que me estaba defendiendo de aquellas sombras.
Levanté mi brazo ensangrentado y le agarré del cuello de la camisa con fuerza.

- E-es m-mi c-castig-go... -dije temblando debido al dolor- Q-quieren q-que p-pague p-por m-mis pec-cados...

Si, esas sombras... seguro que eran seres del inframundo, que venían a llevarme con ellas como castigo por haber acabado con la vida de mi madre y, en lugar de enfrentarme a ello, haber huido. Era lo que me merecía, y no quería que metieran a Francis de por medio.
Intenté deshacerme de él con las pocas fuerzas que me quedaban y me tiré sobre el suelo, observando el rastro de sangre que había dejado.

- D-debo m-morir...

Las sombras no tardaron en abalanzarse de nuevo sobre mi, haciéndome lanzar otro chorro de sangre por la boca y esta vez por los ojos, por lo que mi vista se tornó negra.

(Qué gore, no es bueno leer estas cosas después de cenar. >.<)

Le abracé con más fuerza, lo último que quería era perderle y menos por mi culpa debido a que esos espectros a quien querían era a mí.
Sin embargo el se deshizo de mis brazos y cayó al suelo, los espectros se aprovecharon de esto y se abalanzaron sobre él una vez más, posiblemente con el fin de acabar con su vida.
Conforme veía como la cantidad de sangre aumentaba no pude evitar que una rabia me invadiese por dentro, mostrándose la evidencia de mis lágrimas.

- ARRÊTEZ!! - grité desesperado.

Me interpuse entre las sombras y apreté los puños con fuerza.

- J'ai dit... Arrêtez... C'est fini, c'est moi, ne pas lui. Pour quoi est-ce que vous voulez le blessé... - le miré con tristeza y me tapé la cara con ambas manos intentando ocultar mis lágrimas. - Tuez-moi mais... Pas la personne que j'aime...

Volví donde estaba Matt y le abracé con fuerza. Cerré los ojos e intenté concentrarme. Las sombras de nuevo se disponían a acabar con nosotros y abrazando a Matt con el brazo libre interpuse el brazo izquierdo con la parte anterior dejando a la vista la marca que dolía como millones de agujas clavándose directamente en mi brazo. Con la concentración suficiente conseguí que esta las absorbiera y noté como una magia muy superior me invadía, era difícil de controlar, pero lo intenté...

Aprovechando ese poder que sentía presente me acerqué a Matt y le acaricié el pelo le estreche contra mi pecho y le rodeé con los brazos.

- Ma vie pour le vôtre...

Noté como todo a nuestro alrededor temblaba y se creaba una ventisca, quizás solo así sería capaz de salvarle la vida, aunque un alto precio.

(Traducción de francés a español: He dicho... Basta... Ya es suficiente, soy yo, no él... Por que queréis herirle... Matarme a mí pero... No a la persona que amo...
Y luego: Mi vida, por la tuya...)

Agité la cabeza desesperadamente, intentando recuperar la visión, pero mis ojos me dolían demasiado como para poder abrirlos.
Debilitado, perdí todas mis fuerzas y dejé de moverme. Sentí cómo alguien me tomaba entre sus brazos. Lo último que oí antes de caer inconsciente fue la voz temblorosa de Francis diciendo "mi vida por la tuya".

No entendía muy bien qué quería decir con eso...
Al menos podría morir en sus brazos, eso me reconfortaba... En el más allá esperaba encontrarme con madre, y pedirle perdón por mi fatal error antes de que las llamas del infierno me consumiesen.

Entonces, comencé a sentirme cada vez mejor. El dolor dejó de ser tan intenso y fui capaz de abrir los ojos. Allí estaba, en los brazos de Francis. A pesar del dolor, me sentí bien gracias a su presencia. Como, no se por qué, iba recobrando energías, pude abrazarle yo también, temblorosamente.

- F-francis... -logré susurrar.

Conforme transmitía de alguna manera mi energía al cuerpo de Matt, notaba como la vida se me iba en un suspiro.
Pero si era lo que había que hacer, yo estaba dispuesto a ello.
Impuse un dedo sobre sus labios.

- Shh... No digas nada... - dije con una voz ronca y a duras penas.

Una vez la energía se desvaneció noté como aquellos espectros abandonaban mi cuerpo y se marchaban del lugar.
Empecé a marearme y caí contra el suelo, mi corazón latía lentamente, debido a aquello como bien dije "mi vida por la tuya" quizás eso hiciese que mi vida llegase a su fin, al fin y al cabo algo así era inhumano para alguien como yo.

Mis fuerzas empezaron a flaquear y empecé a respirar con dificultad.
Al fin y al cabo aquello no había sido nada más que un intercambio, con un final no muy feliz...

Me preocupé cuando oí como hablaba Francis, ¿qué estaba pasando?
De pronto, todo volvió a la calma, y yo me sentí mejor, ya no me dolía todo tan intensamente. Cuando Francis cayó al suelo comprendí lo que había pasado, de algún modo me había calmado el dolor, pero para ello ahora era él el que estaba sin energía.

Me acerqué a él lo más rápido que pude y le zarandeé, pero no reaccionaba. Se le veía sufriendo, noté como su respiración era irregular y me llevé una mano a la cara, horrorizado.
Le abracé con fuerza, y pude notar los débiles y cada vez más lentos latidos de su corazón. En efecto, estaba muriéndose.
De mis ojos comenzaron a caer lágrimas, no quería que muriese. Puse mis dos manos sobre su pecho e intenté mandarle energía a su corazón para que volviera a latir con normalidad. Toda esta energía hizo que mis manos parecieran dos lámparas de luz blanca. Me estaba debilitando y notaba como mis heridas comenzaban a echar sangre de nuevo, pero aún así puse todo mi empeño por intentar salvar a Francis.

Cuando ya no pude más, caí agotado sobre él. Con algo de dificultad, hallé su cara con mis manos y me acerqué a ella.

- R-respira... p-por fav-vor...

Empecé a verlo todo negro conforme mis latidos eran aun más pausados y lentos...
Sin duda ese sería mi fin, pero podría morir sabiendo que le había salvado la vida y auquellos espectros no volverían a entrometerse al haber acatado su objetivo, destruirme.
Noté un frio tacto, pero no era capaz de ver nada, mi vista estaba nueblada y lo oía distorsionado.

Sin entender por qué cuando veía mi fin próximo noté como mi corazón volvía a latir con normalidad y la vista se me volvía más nítida cada vez. Cuando me sentí del todo recuperado, dentro de lo que cabía, examiné la situación, Matt estaba entre mis brazos.
Me asusté y le moví un poco temiéndome lo peor.
Sin embargo no era lo que me temía y no pude evitar abrazarle con fuerza, pero con cuidado.

- G-gracias al cielo... - musité entre sollozos. - E-estás bien...

Una gran alegría me invadió cuando Francis me abrazó, eso significaba que estaba vivo. La alegría era tan grande que no pude evitar ponerme a llorar mientras correspondía a su abrazo.
Me di cuenta de que estaba sollozando, probablemente también estaría preocupado por mi estado, a pesar de que acababa de estar a punto de morir.

- S-si, e-estoy bien... g-gracias a ti -dije levantando la mirada para verle a la cara- Muchas gracias.

Sonreí, feliz de sentirle vivo. Aquella felicidad me impulsó a, de pronto, besarle en los labios mientras seguía llorando. Aquello nunca lo habría hecho en otras condiciones, soy demasiado tímido como para esas cosas, pero en ese momento no había nada que desease más.

Mi cara tornó una expresión de sorpresa cuando se decidió a besarme... Aquello por lo que había luchado... Estaba entre mis brazos en aquel preciso instante.
Agarré su cara entre mis manos y correspondí a su beso de forma más apasionada debido a la tensión sufrida.

Me separé y le miré con una sonrisa, sin dejar de abrazarle.

- No debería haberte puesto en peligro... Ha sido culpa mía, lo siento, de verdad...

Le besé en la frente suavemente mientras le acariciaba el pelo (no el especial xD).

- ¿Me crees ahora? ¿Me creerías ahora si te dijera que te quiero?

¿Su culpa? No entendía, estaba seguro de que aquellos seres habían venido para hacerme pagar por mi error del pasado. Negué con la cabeza, pero no le pude preguntar pues me besó en la frente y me preguntó si le creía.

- C-claro... lo que h-has hecho l-lo demuestra.

Agaché la mirada con tristeza, arrepentido de no haberle creído cuando me dijo que me quería. Me avergonzaba de haber necesitado una prueba para creerle.

- L-lo siento... s-siento no haberte c-creído... -volvió a desenfocarse mi visión debido a las lágrimas- lo siento mucho.

Sonreí al saber que ahora sí era capaz de creer en mis palabras.

- No importa, lo importante es que te has dado cuenta...

Le miré con dulzura y volví a presionar mis labios contra los suyos suavemente, acariciándole la espalda y manteniéndole entre mis brazos.
Me separé y le miré, inspeccionado sus heridas.
Sin pensármelo dos veces le cogí en brazos.

- Veo que aún tienes rasguños, será mejor no hacerte andar - dije con una sonrisa pintada en la cara. - Habrá que curar esas heridas, y será mejor que dejemos este lugar, quizás no sea del todo seguro.

Me sentía muy feliz de que las cosas entre nosotros se hubieran arreglado, y realmente me lamentaba por no haberle creído antes.
Mis mejillas se sonrojaron cuando me tomó en brazos. Le miré sorprendido y me agarré fuertemente a él.

- B-bueno, s-si, mejor vayámonos... -dije mientras echaba un vistazo a los alrededores, estaba todo manchado con mi sangre.

Me sentía como una de esas delicadas princesas, a brazos de su príncipe azul, como en los cuentos que me contaba madre cuando era pequeño. Nunca me imaginé que me identificaría con una de esas chicas. No pude evitar sonreír tímidamente y ruborizarme al pensar en ello.