Inspección Sorpresa

Me costó bastante salir de mi habitación. Allí me sentía seguro, abrazando a mi oso de peluche en soledad, pero ya se acercaba la hora de comer así que dejé a mi osito sobre la cama y me dirigí al comedor.

Cuando entré allí me sentí algo intimidado, era grande y había gente... demasiada para mi gusto.
Todo estaba casi listo para ser servido, me alegraba no haber llegado tarde esta vez, como acostumbraba a hacer.

Mientras buscaba un sitio apartado para sentarme, alguien chocó contra mi. Solté un quejido y me giré para ver con quién me había chocado, pero no pude distinguirle pues mis gafas se habían caído al suelo.

- M-mis gafas... mis gafas... -balbuceé palpando a aquella persona.

Seguí palpando hasta que oí un sonido que era como... ¿unas gafas haciendo "crack", quizás? Si, eran mis gafas... Oh no, ¿qué iba a hacer yo ahora sin mis gafas? ¡no tenía más! ¡andaría medio ciego todo el rato! Pensar en la ruptura de mis gafas me hizo entristecerme y sin darme cuenta comencé a llorar.

- M-mis gafas... m-mis gafas... -balbuceé mientras lloraba.

Me tranquilicé algo cuando dijo que podía arreglarlas, aunque yo no estaba muy convencido de ello. Vi algo luminoso, y entonces el chico me entregó algo. Lo cogí, eran mis gafas... me las puse y, en efecto, estaban como nuevas.
Miré sorprendido a aquel chico, no lo había visto nunca, imponía respeto.

- G-gracias... muchas gracias... -dije intentando sonreir, aunque estaba algo asustado por la seriedad que inspiraba aquel hombre.

Me sorprendí cuando me dijo que si iba con él me prepararían lo que yo quisiera comer. Sentí curiosidad y también algo de alegría al pensar que quizás podría pedir algo que realmente me gustase para comer.

- ¿E-eh? ¿De verdad? -dije sorprendido- B-bueno... vale, de todas maneras iba a c-comer solo...

Me alegraba el hecho de que fuera a tener compañía a la hora de comer al menos por un día, siempre estaba solo.
Fui junto a ese hombre a pedir la comida, no me lo pensé dos veces a la hora de pedir, tenía claro mi plato favorito.

- ¿Podría pedir... c-crepes con sirope de arce...? -pregunté con timidez.

Mi cara se iluminó cuando tuve ante mi aquel plato de deliciosos crepes, olían genial y llevaban mucho sirope de arce por encima. Hacía tiempo que no comía mi plato favorito, se me hacía la boca agua.

- G-gracias... -le dije sin dejar de mirar el plato.

Comencé a comerme los crepes mientras aquel desconocido se comía su comida con unos modales admirables. Había un silencio incómodo que aquel chico rompió, preguntándome qué me había traído por aquí.

- P-pues... nada en concreto... -dije evitando mirarle- solo q-quiero mejorar mis habilidades.

Me preguntó el motivo por el que quería mejorar mis habilidades. Eso me hizo pensar en mi pasado, recordar lo que me hizo tomar la decisión de venir a este instituto a mejorar mis habilidades. La trágica muerte de mi madre... por mi torpeza e ignorancia hacia la magia, por mi culpa.
Bajé la mirada, triste, sin decir ni una sola palabra.

Creo que captó que no le iba a revelar mi pasado, y no pensaba hacerlo, aunque no pueda borrar el pasado intentaré olvidarlo y mejoraré mis poderes para que no se vuelva a producir ninguna tragedia.

- No es nada importante... s-solo quiero ser mejor, eso es todo -dije mirando mis manos, algo nervioso.

Este hombre estaba comenzando a asustarme seriamente, no se por qué quería conocer el motivo de mi llegada al instituto...
Debía evitar que se enterase, si no nunca me desharía de mi pasado.
Me puse más nervioso cuando dijo que lo averiguaría él solo, ¿pero tanta importancia tenía aquello para él?

- N-no te molestes, no hay n-ningún motivo importante -dije algo asustado.

Entonces, aquel hombre se presentó. Me quedé pálido cuando dijo que era el director... estaba comiendo con el director, el mismisimo director que intentaba averiguar el motivo por el que vine al instituto.

- A-ah... e-encantado, s-señor... -dije tartamudeando- yo s-s-soy... M-matthew Williams, e-estudiante de s-segundo.

El director me mostró un precioso violín que guardaba en un estuche.
Me gustaba mucho, en general me gustan los instrumentos de cuerda, pero verlo con ese violín y su sonrisa me hizo estremecerme...
Le miré, cada vez más temeroso, mientras me explicaba para qué servía aquel violín.
Quería sacarme la verdad como fuera, ¿por qué estaba haciendo esto? Estaba cada vez más asustado y nervioso, pero no terminaba de creerme que pudiera sacarme la verdad con un violín.

- ¡M-mi pasado no tiene nada de especial! -desvié la mirada- y no v-voy a caer en la trampa d-de que... tu violín puede averiguar algo de mi...

Estuve un momento en silencio, aunque había dicho eso no podía evitar temer, al fin y al cabo estaba en un instituto de magos... que yo no sepa usar la magia no significa que no se pueda usar, y el director seguramente sabría como usarla a la perfección.
Miré su violín y a continuación a él, me intimidaba.

- En realidad... q-quiero mejorar mis habilidades porque... -desvié la mirada, algo triste- Alguien importante para mi e-estuvo en problemas, y yo... n-no pude hacer nada para ayudar...

Seguí con la mirada gacha, pensando en mi pasado, que me entristecía bastante. También tenía miedo de que el director no se conformara solo con esa información y tocara ese violín para sonsacarme más datos.
Estaba con las lágrimas a punto de caerme de los ojos. Entonces, oí como comenzaba a sonar una bonita melodía de violín.
El miedo me invadió completamente, pensé que ahora cantaría todo sobre mi pasado. Cerré los ojos con fuerza, esperando a que los efectos de la música hicieran eco en mi, pero nada ocurrió.
Me tranquilicé poco a poco, hasta que el director mencionó a mi madre... ¿cómo sabía...?
Le miré de repente, sorprendido y me quedé sin habla.

- ¿C-cómo... lo sabes? -logré decir tras un momento de silencio.

Me quedé paralizado cuando el director me dijo todas esas cosas, no se por qué se había empeñado en averiguar todo sobre mi, sobre mi pasado.
Todos aquellos malos recuerdos vinieron a mi y se reprodujeron en mi cabeza como si de una película se tratase.
Volví a ver a mi madre morir, y antes de eso, me vi a mi mismo fracasando en un hechizo de curación.
Me llevé las dos manos a la cabeza y cerré los ojos con fuerza.

- ¡No! ¡Basta, por favor...! -dije mientras mis ojos comenzaban a ponerse llorosos- ¡No quiero que sepas nada de mi vida!

Me calmé algo más y me rocé la mejilla con la mano, comprobando que una lágrima resbalaba por ella.

- Solo quiero... c-comenzar de nuevo... -dije con tristeza.

Puede que lo que el director decía fuera cierto, pero aún así yo había decidido olvidar mi pasado. Nadie más que yo sabe lo que sucedió, nosotros vivíamos aislados del resto de la gente, asi que nadie notó la muerte de madre. Mi hermano piensa que pereció debido a su enfermedad. Nadie tenía por qué enterarse de la dolorosa verdad, y nadie lo haría. Había abandonado mi casa para siempre, y con ella abandoné mi pasado.

- Puede que tengas razón... p-pero estoy consiguiendo olvidar mi pasado, y cuando lo haya olvidado por completo quedará enterrado... p-para siempre.

Le observé mientras me hablaba y se levantaba de la mesa. La verdad es que en parte tenía razón... mucha razón. Pero era muy difícil enfrentarse al pasado, enfrentarme a la verdad, reconocer públicamente que me había manchado las manos de sangre... sangre de mi madre. Bastante duro era manteniéndolo en secreto.

- Puede que tengas razón... -dije mirando fíjamente a mi plato vacío- probablemente el pasado tarde o temprano vuelva a mi.

Y más vale que me preparara para cuando pasase, aunque albergaba la esperanza de que ese día nunca llegara.

- Pero de momento prefiero que caiga en el olvido...

El director decidió dejar de interrogarme y se dispuso a irse, aquello me hizo tranquilizarme.
Antes de irse me preguntó mi nombre. Cierto era que no me había presentado, y ni si quiera me había dado cuenta, que modales los míos...

- M-matthew Williams, señor... -dije en un tono de voz algo bajo.

Miré mi plato lleno de sirope de arce. Aún quedaba un trozo de tortita, pero ya se me había quitado el apetito...

- G-gracias de nuevo p-por las tortitas...

Le observé aún sentado en la mesa mientras se iba. Esperaba no tener demasiados encuentros con ese hombre... o acabaría descubriendo mi pasado.