Parece que va a llover... [Matt x3]

Me levanté por la mañana y me arreglé, tenía clase a primera hora, pero para mi suerte solo era una clase.
Cuando me dirigía a las clases fui rápidamente a la zona de luz intentando no ser descubierto, localicé el apartamento de Matt y le dejé una nota diciéndole que después de las clases le esperaba en la Laguna Centuris.

Salí rápidamente de allí y me dirigí a mis aulas.
Tras insufribles minutos la clase hubo finalizado y salí tranquilamente de aquel lugar, no queriendo darme demasiada prisa.
Me senté cerca de la Laguna y miré al cielo, habían algunas nubes negras, por lo que supuse que el buen tiempo no iba a durar para siempre.

Encontré una nota de Francis diciendo que me esperaba en la laguna Centurius al terminar las clases. En mi cara se dibujó una sonrisa, sospechosa para mi hermano, que no dejaba de acosarme con preguntas.

Las clases se me hicieron eternas, pero cuando por fin acabaron me fui corriendo hacia el lugar de encuentro.
Lo vi allí, sentado cerca de la laguna, observando el cielo. Me dirigí hacia él a paso ligero, algo nervioso, y cuando estuve a su lado me quedé un momento quieto y sin hacer ningún ruido, me había venido una avalancha de timidez.

- H-hola -dije sonrojado- P-perdona si te he hecho e-esperar.

Oí una voz tras de mí y me di la vuelta comprobando que se trataba de Matt.
Me levanté y negué con la cabeza.

- No te preocupes, no llevo demasiado rato aquí.

Le miré sonriente y comprobé que no había nadie alrededor para darle un pequeño beso en los labios.

- Aunque sí que se me ha hecho eterna la espera. - añadí con una sonrisa.

Me ruboricé levemente y sonreí cuando me dio aquel leve beso.

- La próxima vez intentaré d-darme más prisa -dije algo apurado.

En el agua pude ver reflejadas las oscuras nubes. Dirigí mi mirada al cielo y pude ver que no hacía muy buen tiempo. Me entristecí un poco pensando que quizás nuestra cita se podría fastidiar por eso.

- ¿C-crees que... lloverá?

Miré de nuevo al cielo al oir su comentario.

- Bueno... Mientras aguante y no llueva...

Me acerqué a él y sonreí, empecé a caminar animándole a que me acompañase. Sin rumbo fijo empezamos a rodear la laguna, cuyas aguas estaban algo turbias.

- Aún no me has dicho que estás haciendo aquí... - le comenté. - No quiero parecer cotilla, pero me gustaría saberlo. - añadí con una sonrisa de medio lado.

No pude evitar ponerme tenso al escuchar su pregunta, quería saber qué hacía en ese instituto, la respuesta era mucho más difícil de lo que parecía.

- D-descuida, tienes derecho a preguntar...

Me quedé un momento callado, pensando cómo responder sin parecer sospechoso.

- Estudiar. Eso es todo -dije algo inexpresivo e intentando no mirarle.

Le miré no muy convencido de su respuesta, pero no me quedaba otra que creerle.

- Así que solo por fines académicos... - musité.

Me senté cerca del lago y me encogí de hombros.

- Al menos, supongo, que tienes un incentivo para estar aquí...

Miré con melancolía las aguas del lago.

- No como yo, que no es que de clase por que me guste...

Parece que no sospechó sobre mi respuesta, pues no me hizo más preguntas. Bien, no entraba en mis planes contarle a nadie el asunto de mi madre...
Me senté junto a él, me comentó que no daba clases porque le gustara.
Le miré algo confuso, parecía algo decaído al decir aquello.

- ¿No... te gusta dar clases?

Me pregunto entonces por qué está aquí si no da clases porque le guste. ¿Tendrá algo que ver con esas cosas que nos atacaron?

Negué con la cabeza ante su pregunta.

- No me gusta aguantar a ese tipo de alumnos... Muchos se creen superiores, y eso que solo se encuentran en primer año...

Lancé un suspiro al aire y me acerqué a él estrechándole contra mí levemente.

- Solo estoy aquí por una promesa con el director... -admití.

Miré de nuevo hacia el cielo, cada vez había más nubes negras.

Cuando dijo lo de los alumnos que se creen superiores, me vino a la cabeza mi hermano. Creo que él es ese tipo de personas.
Me quedé un poco en shock cuando mencionó al director, aquel hombre era una extraña persona, pasé un rato realmente malo cuando hablé con él.

- ¿El d-director...? -pregunté algo nervioso.

Asentí ante su pregunta.

- Sí, el me prometió que me ayudaría... Y por eso estoy aquí.

Miré con melancolía al cielo grisáceo, y suspiré largamente.

- Apenas recuerdo nada de lo que ocurrió, tengo un vacío en mi mente.

Le miré con una leve sonrisa.

- Pero en fin, no quiero aburrirte con mis cosas, oui? - añadí guiñándole un ojo.

Me entró de pronto miedo, recordar al señor director me había puesto algo tenso, era un hombre muy misterioso y sabía cosas sobre mi, me atemorizaba pensar que podría descubrir nuestra clandestina relación.
De todas formas, el director, aunque me daba miedo, no parecía una mala persona.

- N-no me aburren tus cosas, al menos son más interesantes que las mías -dije devolviéndole la sonrisa- El señor director parece una persona muy... poderosa, ¿te ayudará con lo de las s-sombras?

Asentí ante su pregunta.

- Si estoy aquí es por que quiero acabar con ese peligro. - le miré serio. - No quiero que a nadie le afecte de por medio.

Tomé su cara y la acaricié dulcemente con las yemas de los dedos.

- Y menos quiero que te afecte a ti.

Deposité un pequeño beso en sus labios y al poco rato me separé al notar como algunas gotas de agua impactaban en mi cara.

No pude evitar sonrojarme cuando tomó mi casa y me besó. Le miré con una pequeña sonrisa al separarnos.

- Estoy seguro de que con la ayuda del señor director, las sombras acabarán desapareciendo... tarde o temprano.

Una gota cayó sobre el cristal de mis gafas. Me las quité y las sequé con un pañuelo. Dirigí mi mirada al cielo, observando las negras nubes, y unas cuantas gotas más cayeron sobre mi cara.

- Está comenzando a llover...

En efecto, tal y como él había dicho, había empezado a llover.

- Será mejor que nos refugiemos en algún lado.

Recorrí los jardines con la mirada, tratando de localizar un sitio para refugiarnos.
Le cogí del brazo y lo guié a un espacio donde no nos alcanzaría las lluvia.

Me remangué la manga de mi camisa para enseñarle la marca que tenía en el brazo.

- Esto fue lo que me dejaron cuando me atacaron por primera vez en París...

Me guió hasta un lugar del jardín protegido de la lluvia, era bueno que aquel jardín también tuviera sitios techados.
Entonces, me mostró la marca que tenía en su brazo. Recuerdo que esa marca me provocó una especie de ataque cuando la toqué, por lo que me daba algo de miedo.

- ¿T-te duele...? Es que, recuerdo que cuando la toqué, sentí mucho dolor...

Me preocupaba bastante pensar en todo lo que Francis tenía encima... todo aquello de su pasado, lo de las sombras que le atacaron. Me sentía como idiota al atormentarme tanto por mi pasado, teniendo él un problema mucho mayor.

Negué ante su pregunta.

- Cuando esos espectros están cerca, siento una molestia y la marca cambia a un color rojo como la sangre...

Me cubrí la marca de nuevo con la manga de la camisa y lancé un suspiro al aire.

- No sé de que se tratan esos entes, si quiera sé si son o fueron humanos... Pero si estoy aquí es por que quiero acabar con este vínculo que existe entre ellos y yo...

Apreté los puños y reposé la cabeza contra la pared.

- Si no, podrían haber muchas muertes de por medio, y no quiero ponerte en peligro.

Recuerdo bien cuando vi la marca por primera vez, en efecto era de color rojo intenso, vaya cosa más rara...
Cada vez me sentía más preocupado por el asunto de las sombras misteriosas, podía ver la necesidad de Francis de deshacerse de esas cosas tan peligrosas.

- No te preocupes por mi... -dije acercándome más a Francis- Intentaré ser cuidadoso.

Con timidez, me pegué a él y apoyé la cabeza sobre su hombro. Me quedé mirando al suelo, sonrojado.

- Ahora lo que más deseo es que te puedas librar de esas cosas... me asusta mucho pensar que en cualquier momento te podrían atacar.

Le rodeé con los brazos en cuanto se apoyó contra mí.

- Lo único que tengo que pedirle al director es que romper este vínculo que existe... Si no es posible que no podamos acabar con ellos.

Le apreté más contra mí y acabé por abrazarle con fuerza contra mi pecho.

- No podemos acabar con ellos, sabiendo que si ellos desaparecen así ocurrirá conmigo.

Le separé de aquel abrazo y le miré a los ojos posando mis manos en sus hombros.

- Pero no tienes por qué preocuparte, ¿de acuerdo? - añadí con una sonrisa.

Dijo que si ellos desaparecían ocurriría lo mismo con él... No pude evitar sorprenderme y asustarme, a pesar de que me dijo que no me preocupara.

- Si ellos desaparecen... ¿m-morirás...? -dije con expresión de sorpresa y tristeza.

Ese hecho me hacía asustarme aún más. Pensé que lo que tenían que hacer era acabar con ellos, pero desvincular... ¿cómo se puede hacer eso?

Me preguntó si al acabar con aquellos espectros yo moriría. Guardé el silencio unos instantes.

- Así es... Si no, ya lo hubieses hecho hace mucho...

Tomé sus manos para tranquilizarle y le miré directamente a sus ojos azules.

- Si el director no puede ayudarme no sé que debemos hacer. No queremos que haya ningún daño.

Acaricié su cara con suavidad, no quería verle preocupado.

- Pero no te preocupes por eso, no me gusta que mi Matthieu tenga esa expresión tan triste en su cara.

Me horroricé al oír eso directamente de Francis. Agité la cabeza, algo aturdido, no sabía qué decir, no me encontraba bien después de saber eso.
Me tranquilicé algo cuando acarició mi rostro y me dijo que no me preocupase, pero me era imposible no preocuparme.

- E-él te ayudará... e-es una persona muy poderosa... -dije aún asustado.

Agarré su camisa con las manos fuertemente y escondí la cabeza contra él, abrazándome con fuerza.

- S-seguro que todo s-sale bien -dije, tembloroso debido al susto, para intentar autoconvencerme de ello.

Empezó a llover bastante más e incluso el lugar donde nos encontrábamos estaba empezando a empaparse a causa de la lluvia.
Besé su frente, cogí de su brazo y tiré de él, presionándole a que entrásemos dentro del instituto.

- Creo que será mejor que entremos, ahora esta lloviendo demasiado y está saliendo frío.

Le miré sonriente, manteniéndole cerca de mí.

- No quiero que pilles un resfriado. -añadí apartándole el pelo de la cara.

No me di cuenta de que estaba lloviendo hasta que no me lo dijo. En efecto, había comenzado a llover bastante, hacía también algo de frío.

- Vale -dije asintiendo y devolviéndole la sonrisa.

Le seguí hacia el instituto, a la par de él. Notaba como la lluvia cada vez era más fuerte, mi pelo pronto se puso chorreando, y tenía bastante frío.