De vuelta a la rutina

Comenzaba un día más, era uno de estos en los que te gustaba hacer actividades y estar lejos del pensamiento. Realmente no tenía nada pensado, pero no tardaría en decidirme.

Pensé que lo mejor sería hacer un poco de ejercicio, pero... ¿dónde?, es decir, ¿en cuál de los dos gimnasios?... no tenía eso claro, pero me vestí con ropa deportiva y me preparé una bolsa de deporte con una toalla y bebida energética.

El primer gimnasio que ví era el del grupo blanco, pero parecía que había gente dento y no quise molestar.

En cambio, el gimnasio de los magos negros estaba completamente vacío, no me extraña, supongo que ellos se cuidan menos, ya que se dedican a hacer gamberradas...

Bueno, decidí entrar a ese. Los aparatos de deporte estaban completamente nuevos, casi sin utilizar, que desperdicio. Ví una máquina para hacer abdominales, y utilicé esa primeramente.

Después de un rato haciendo flexiones empecé a notar que la camiseta me molestaba, y me la quité, ya que estaba solo. Bebí un trago de bebida energética y continué con mi entrenamiento del día.

Me sobresalté al ver alguien allí. Rápidamente me coloqué de nuevo la camiseta y cogí la toalla que llevaba en mi bolsa. Me sequé rápidamente el sudor y me senté en un pequeño banco que se situaba al lado de los aparatos de deporte.

Miré de reojo a la chica, no me sonaba haberla visto antes... ¿16 años? o almenos eso le echaba. Tenía un aura fría, por lo que posiblemente sería peligrosa, pero no sin una causa.

-Vaya, parece que alguien usa esto después de todo. Siento haber venido aquí, pero aunque no te lo creas, el equipo educativo del centro no tiene sala de deportes-dije con una cara burlona.

Parecía que la muchacha seguía tranquila, y eso me gustaba, ¡la disciplina ante todo!

Posiblemente quedaran pocos magos como ella, y más si se trataban de magos negros, que directamente atacan para demostrar algo de sobervia y matan por diversión.

No parecía importarle mi presencia allí, de todos modos no me sentía cómodo, a mi me gustaba estar solo cuando entrenaba, y a su vez concentrarme en mis cosas, aquellas que hacen de mi vida una terrible e insufrible pesadilla.

-Gracias por tu amabilidad, pero me gusta estar solo en estas situaciones, de todos modos tengo que atender otros asuntos pronto, asique no me demoraré demasiado-dije mientras cogía mis cosas y las guardaba en la mochila de deporte que traía.

La verdad esque no quería salir así a la calle, estaba todo sudado, tenía mudas limpias pero seguiría oliendo a sudor, y eso me desagradaba bastante, porque no hay nada mejor que una buena imagen.

-Por cierto, ¿sabes si hay duchas en este gimnasio?-pregunté con cierto tono dudoso.

Era irónico, yo era el dueño de todo esto, y nisiquiera se si tenía duchas en los gimnasios, ridículo...