Tenía que ser precisamente en este maldito lugar...

Oí hablar en los últimos días sobre la fiesta de Halloween que iba a celebrarse en el instituto, no tenía muchas ganas de acudir y participar, pero en fin, supuse que necesitaba pasar un buen rato y despejarme la cabeza.

Se trataba de una fiesta de máscaras, con el fin de que nadie reconociese quién era quién. Suspirando, salí de mis pensamientos y me vestí de una forma algo más formal, se trataba de uno de los pocos trajes que me había traído de Inglaterra, era gris combinando una capa verde oscuro, me puse una máscara bastante elegante y me miré en el espejo. Me veía completamente ridículo.

Volví a suspirar y cogí la carta de invitación para consultar de que sitio se trataba.

- Genial... - dije para mí mismo con tono irónico - La Laguna Centuris.

Hacía unos días que tuve un pequeño contratiempo con un alumno del instituto y aquel lugar no me traía, por el momento, buenos recuerdos.

Salí de mi habitación dirigiéndome al lugar de encuentro, una vez allí me quedé de pie, con los brazos cruzados y pensando que demonios podría hacer en un lugar así.

¡Al fin algo divertido en este sitio tan aburrido! Estaba deseando que llegara este día, el día de la fiesta de halloween, me encantan las fiestas.
Después de que el soso de mi hermano rechazara venir a la fiesta conmigo, a pesar de todos mis "cansineos", me vestí con lo mejor que había en mi armario, o al menos eso era lo que él decía, ¡ya me hubiera gustado a mi vestirme con un traje guay y heróico, sin olvidar el sombrero tejano! Pero el muy plasta insistió en que me pusiera algo elegante. Al menos llevaba máscara, me sentía como batman.
Antes de irme volví a decirle a mi hermano que viniera conmigo, el muy pringado prefería quedarse abrazando a su oso mohoso antes que venir, será infantil...

Así pues, me encaminé solo hacia la fiesta. Me fue algo difícil llegar, pues iba sin gafas, tropezándome cada dos por tres.
Al final, acabé en un lugar, no se dónde en realidad, esperaba que fuera la laguna Centurius, aunque no veía demasiado bien.
Caminando por allí me choqué con alguien.

- Ah, perdona, es que hoy estoy medio ciego, hahaha -dije disculpándome- Oye, ¿estoy en la laguna Centurius, por casualidad...?

Continuaba de pie en aquel maldito lugar, y lo peor es que estaba empezando a refrescar. Al menos mis fieles guantes no se echaban en falta y me proporcionaban el suficiente calor en mis manos para que no se quedaran heladas. Me froté los brazos suavemente para intentar entrar en calor mientras seguía cuestionándome qué hacer, al tratarse de máscaras con total seguridad no reconocería a nadie.

Alguien chocó contra mí, preguntándome si el lugar en el que estaba era la Laguna, me giré al oír su voz, la cual me resultaba realmente familiar pero no lograba reconocer dónde la había oído antes.

Le miré y pude comprobar de que se trataba de un chico alto cuyos ojos eran azules, profundos como el océano. Me embobé mirándolos y una vez me dí cuenta asentí con la cabeza.

- Así es, estás en el lugar correcto.

Los rasgos de su cara, su voz, sus gestos me sonaban pero no lograba reconocer quien era.

Sonreí con mi típica sonrisa al saber que mi sentido de la orientación seguía tan genial como siempre, aún sin llevar mis gafas.
Eché un vistazo a mi alrededor, realmente no pude ver gran cosa, necesitaba mis gafas. Pero en fin, supongo que me las apañaría.

- Argh, no veo tres en un burro -dije, intentando iniciar conversación con aquella persona- Es que no llevo mis gafas, ¿sabes? y claro, le digo a mi hermano... "tal, ven a la fiesta" y el muy soso va y me dice que no le apetece... total, que he acabado viniendo yo solo ¡ay la de veces que me he tropezado! porque, claro, si no veo bien pues claro, antes me choco con una señora y me dice...

Entonces paré, me di cuenta de que me estaba enrollando demasiado, a veces podía ser muy pesado y demasiado charlatán.

- Haha siento haberme enrollado, solo intentaba iniciar una conversación contigo -dije sonriéndole amigablemente.

Intenté seguir la conversación, pero me resultaba bastante difícil no perderme en aquella conglomeración de palabras.

Por lo que se veía él usaba gafas, y estaba sin ellas, con lo cual no veía demasiado bien, también creí entender algo que me comentó sobre su hermano. Hubo un rato en que me perdí por completo y me dediqué a asentir, pero en realidad no sabía exactamente de lo que me estaba hablando.

Se disculpó por ser tan charlatán y me comentó que solo trataba de conversar conmigo. Sonreí levemente, no quería parecer demasiado seco, ya que no tenía por que descargar mi mal humor sobre nadie, me consideraría un antipático.

- En cuanto a tu problema con la vista... - añadí - Creo que quizás pueda hacer algo con eso.

Dicho esto puse una de mis manos sobre sus ojos, la cual quedó tapándolos por encima de la máscara, mantuve mi mano durante unos segundos ahí, hasta que salió un pequeño resplandor blanco y la aparté una vez el acto había finalizado.

- Ya está. - dije ajustándome la capa bien. - Ahora veras como si tuvieras puestas las gafas, pero solo por unas horas.

Agarré con fuerza la capa, me sentía ligeramente mareado, el uso de magia como aquella conseguía debilitarme de manera muy fácil. Menudo mago estaba hecho...

Me quedé algo sorprendido cuando puso su mano sobre mis ojos y, tras la aparición de un brillo, cuando apartó la mano veía perfectamente.
Pestañeé incrédulo y miré a mi alrededor, la nitidez con la que observaba las cosas a mi alrededor era excelente.

- ¡Muchas gracias! -dije muy sonriente- De no ser por ti hubiera acabado ligando con un árbol o qué se yo.

Reí jovialmente y miré al chico detenidamente, ahora que podría apreciar sus rasgos, aun que no demasiado ya que llevaba máscara. Tenía la sensación de haberlo visto antes, pues me sonaba ligeramente.

- Oye, ¿nos conocem...? -corté la pregunta cuando noté que se veía como mareado- ¿Estás bien? ¿Quieres un vaso de agua o algo...?

Me preguntó si me encontraba bien, asentí levemente y me acerqué a un banco libre. Me senté y traté que mi cabeza dejase de dar vueltas, me la aguanté intentando que los mareos disminuyeran un poco, mientras me agarraba la cabeza.

- Estoy bien - dije sin intención de que se preocupase por mí - No es nada, solo me ha dado un mareo, no necesito nada, gracias.

Noté como los mareos disminuían conforme pasaban los minutos.
Volví a comprobar los rasgos del chico que me acompañaba, sus ojos eran azules, su pelo de un color rubio acastañado, su boca siempre curvada hacia una sonrisa y su forma de expresarse y reírse, energética.
Estaba completamente seguro de que había conocido a alguien con aquellas características pero no conseguía recordar de quien se trataba.

Me senté a su lado y le miré algo preocupado.
Se le veía algo flacucho, y eso me recordó que tenía hambre.

- Oh, eso debe de ser porque tienes hambre -dije enérgicamente- ¿Habrá algo de comida por aquí...?

Quería matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, ojalá hubiera algo de comida para saciar mi apetito, y por otro ya no estaría solo en la fiesta, que uno en compañía siempre se divierte más. Además, necesito hacer amigos, que de momento solo tengo a mi hermano, y ese no es muy divertido que digamos...

Realmente mi mareo no se debía a si tenía hambre o no, sino a un estúpido agotamiento por culpa de la magia blanca. Aun así no quería parecer poco sociable y asentí con la cabeza. Afrontar la verdadera causa, me resultaba ridículo y una situación completamente estúpida.

- Quizás sea eso... - dije levantándome.

Intenté mantener la compostura y miré alrededor localizando alguna mesa. Sin embargo, mi vista estaba borrosa debido al mareo y no vea con total claridad.
En un momento de debilidad perdí el equilibrio y caí entre sus brazos.
Entreabrí los ojos y me di cuenta de la situación, al abrirlos del todo comprobé que su cara estaba a escasos centímetros de la mía, me ruboricé y me aparté rápidamente mirando a otro lado.

- ¡P-perdona! H-ha sido s-sin querer...

Cuando se levantó perdió el equilibrio y cayó sobre mi. Me quedé sorprendido y me ruboricé ligeramente al ver que nuestros rostros se encontraban tan cercanos. En ese momento, inconscientemente me fui acercando poco a poco a sus labios, pero se apartó rápidamente.

- E-eh... no pasa nada, n-no tienes por qué disculparte -dije aún algo sorprendido.

Me quedé mirándole más preocupado aún y le puse la mano en el hombro.

- Oye, ¿seguro que estás bien...? -le dije suavemente.

Asentí con suavidad intentando olvidar lo que había pasado y que mis mejillas perdieran su color rosado. Volví a mirarle de reojo sin tratar de pensar demasiado en el pequeño incidente que acababa de ocurrir.

- E-estoy bien... No es nada. - dije aún nervioso.

Tras decir esto aparté mi mirada rápidamente de su cara. Volví a levantarme, el mareo ya se había pasado y sin embargo ahora lo que me invadía era la vergüenza y sin saber demasiado bien por qué, era una sensación desconocida para mí. El corazón se empeñaba en latir rápidamente.

- C-creo... - intenté decir tratando de que mis palabras sonaran con coherencia - Que solo necesito que me de el aire... Quizás lo mejor es que de un paseo alejado de toda esta gente.

Tras decir aquellas palabras mi vista se levantó del suelo para mirarle a él, intentando olvidar por completo lo que había ocurrido hacía escasos minutos.

Sonreí en cuanto dijo que daría un paseo, pensé que sería la ocasión de pasear con él e ir haciendo migas, ¡pensaba hacer un amigo y no me iba a rendir!

- Oh, bien pues -dije sonriendo- Te acompañaré para que no vayas solo, no podría dejar que fueras por ahi solo a estas horas de la noche.

Tiré ligeramente de su capa, animándole a emprender la marcha.
No dejaba de sonreír, quería ser simpático y deseaba que pudiéramos llevarnos bien, puede que este fuera el inicio de una buena amistad.

Me causó gracia su comentario sobre que no debía ir solo por ahí a aquellas horas. Imagino que por la altura y mis rasgos no intuía que yo ya había sobrepasado la mayoría de edad, aun así, prefería seguir con aquel juego y no revelar ningún dato sobre mí por el momento. También sabía las normas sobre las relaciones entre profesores y alumnos, sin embargo tras aquella máscara nadie tenía por que saber de quien se trataba realmente, lo cual lo convertiría en algo realmente emocionante.

- Está bien. - dije asintiendo.

Antes de que empezara a caminar él ya estaba tirando de mi capa para que nos pusiéramos en marcha.
Empecé a caminar con él a mi lado y cada vez nos alejábamos más de la gente hasta llegar a un lugar muy tranquilo, solo se oí el siseo del agua del lago y algunos grillos que cantaban a la oscuridad de la noche.

Me senté en el suelo encogiendo levemente las piernas mientras apoyaba mi cabeza sobre ellas, alzando la vista para ver la luna resplandeciente que lucía aquella noche.

Comenzamos a caminar el uno al lado del otro hasta estar bastante alejados de la gente, aunque no me importaba abandonar la fiesta en ese momento.
Paramos en un lugar solitario y silencioso. Se sentó en el suelo, y yo me senté a su lado.

- ¿Te encuentras mejor? -pregunté sonriente.

Supongo que espacio tan abierto le sentiría bien, me sentaba bien incluso a mi, y eso que yo no me encontraba mal.
Miré hacia el cielo y me quedé embobado, la noche estaba muy bonita, me recordaba a un cómic que leí hace poco.
Cuando fui a inclinarme un poco más hacia atrás, puse inintencionadamente mi mano sobre la suya.

Se sentó a mi lado preguntándome si me encontraba algo mejor.

- Sí, bastante... Ya no me encuentro mareado.

Volví a mirar al lago, sin darme cuenta había empezado a refrescar y tenía un poco de frío, la capa no me servía de suficiente ropa de abrigo para paliar el helador viento que soplaba en esos instantes de la noche.
Conforme con una mano me cubría con la capa, sobre la otra noté que algo se posaba, cuando miré vi que se trataba de la mano del otro chico que la había puesto sobre la mía. La sensación de calidez era muy agradable, sin embargo, la situación me ponía nervioso, el corazón empezó a emprender su carrera de nuevo y las mejillas volvieron a tornarse rojas.
No hice nada, en parte aquello no me parecía tan malo, notaba mi mano cálida y aquello me gustaba, bajando la mirada para que no se fijara demasiado en mí en aquel momento, esperé a que la apartara de ahí.

Cuando le tomé de la mano, esperé que se enfadara o algo así, pero no fue así. Pensé que quizás no le había sentado mal que le tomara de la mano.
Le miré, parecía tener frío, su mano también estaba helada.
Sonreí y le estreché la mano.

- ¿Tienes frío...? - le dije mientras comenzaba a quitarme la chaqueta con la mano que me quedaba libre.

Realmente, tenía frío, tendría que haberme previsto una cosa así, pero tampoco pensé que iba a hacer tanto frío.
Miré al chico que no parecía tener frío, es más parecía como si se quitase la chaqueta. Desvié rápidamente la mirada y noté como me estrechaba la mano. Una vez más, parecía que el corazón se me iba a salir desbocado y no entendía exactamente por qué se empeñaba en ponerse de aquella manera, si a ese chico no le conocía de nada.

- N-no... Estoy bien... - mentí.

Volví a mirar las manos unidas y después alcé la vista para mirarle a él una vez más.

- ¿S-sabes que de esta manera... P-podríamos pasar como una p-pareja? - musité con las mejillas encendidas.

Me dijo que no tenía frío, pero no le creí y continué quitándome la chaqueta con mi mano libre.
Sonreí de medio lado cuando dijo que podríamos pasar como una pareja y bajé la mirada hasta nuestras manos.

- Tienes razón... perdona -le solté la mano- No debería de tomarme tantas confianzas conociéndonos tan poco.

Terminé de quitarme la chaqueta y se la coloqué por encima. Luego, me acerqué más a él hasta rozarle y le miré son una sonrisa pícara.

- Puede que la solución sea que nos conozcamos más... ¿no crees?

Soltó mi mano en cuanto escuchó mis palabras. Me sentí aliviado en parte y noté como mi corazón comenzaba a latir con normalidad.
Sin embargo aquello no duró demasiado, en cuanto me puso su chaqueta por encima y se acercó a mí me puse algo nervioso, aquel acercamiento conseguía ponerme el corazón a mil.

- E-eh... C-claro, estaría b-bien conocernos un poco más... A-aunque no sé por que... T-tengo la sensación de que ya te he conocido antes...

Estaba casi completamente seguro de que en verdad le conocía, su forma de actuar, los rasgos de su cara...
Tenía la tendencia de querer quitarle la máscara para dejar al descubierto su cara y poder comprobar con mis propios ojos de quien se trataba en realidad, y si me encontraba en lo cierto.

Sonreí más al ver que se ponía nervioso, cada vez me gustaba más.

- ¿Sabes...? Yo también tengo esa misma sensación -dije acercándome cada vez más hacia él- ¿Crees que será... una señal?

Fui acercando lentamente mi rostro al suyo, le volví a estrechar la mano y con la otra le acaricié el rostro.
Finalmente nuestros labios se encontraron, aún que me resultaron bastante familiares...

Me puse aun más nervioso cada vez que se acercaba, intenté apartarme ante la pequeña distancia que nos separaba. Sin embargo me fue imposible, ya que me volvió a coger de la mano y me acarició la cara, lo cual me forzó a mirarle, aprecié como su rostro se acercaba cada vez más al mío, lo cual me causaba una terrible confusión.

Sus labios terminaron por juntarse con los míos, me quedé con los ojos abiertos como platos, sin embargo, los cerré al cabo de un rato y traté de seguirlo, sin embargo no sabía como hacerlo, nunca había besado antes, aquel chico que desconocía había robado mi primer beso. Conforme nuestras manos seguían juntas y con la que tenía libre me acariciaba la cara, puse la otra que me quedaba a mí libre detrás de su nuca. Seguía sintiendo el rubor de mis mejillas y los latidos acelerados de mi corazón. Sus labios eran dulces y la sensación se sentía realmente bien.

Cuando el beso hubo finalizado, le miré sonrojado y con la mano que anteriormente tenía sobre su nuca me encaminé hasta la máscara queriendo revelar de una vez de quien se trataba, seguía pensando que le conocía ya de antes, seguramente si era así, al verle le recordaría al igual que él me recordaría a mí si la máscara que llevaba desapareciera de mi cara.

A pesar de sus nervios, continuó el beso e incluso puso su mano en mi nuca, y eso que por una parte pensaba que iba a rechazarlo.
Cuando el beso acabó le sonreí, pude ver que él estaba sonrojado, seguro que tenía una cara muy mona.

Quería quitarle la máscara y ver su cara bien, pero parece que él también pensó lo mismo, pues puso su mano sobre mi máscara con la intención de quitármela.

- Si ves mi cara yo también quiero ver la tuya -dije sonriendo y sin moverme, esperando que me quitase la máscara.

Asentí levemente ante su propuesta y le quité la máscara a la vez que me quitaba la mía con la otra mano, quedando nuestras caras descubiertas al mismo tiempo.

Cuando examiné su rostro, sentí como el corazón por un momento se me paró, no podía creer lo que veían mis ojos en aquel momento. El chico que acababa de besarme… Era el mismo con el que tuve una pelea haría unas pocas semanas. Me llevé una mano a la boca y bajé la mirada, confuso, sorprendido… No entendía por qué me sentía así.

En un principió sospeché que se trataba de él, por sus ojos, su pelo y la forma tan energética que tenía de expresarse, en parte me encontraba sorprendido y a la vez decepcionado de no haber rechazado aquel beso.

- A-así que… - dije mirándole, tratando de mantener la compostura – Se trataba de ti…

Aquella situación sí que me ponía en un apuro, si alguien nos pillase en aquel preciso momento, nuestra carrera tanto profesional como académica.

- E-entonces… No h-hay nada más que añadir, olvidemos lo que acaba de pasar. – dije mientras me levantaba, dispuesto para irme de aquel lugar.

No podía creer lo que veía cuando me quitó la máscara.
Era él, el profesor cascarrabias y malhumorado del otro día que se empeñaba en que le había besado cuando solo le había hecho el boca a boca, ¡por eso me sonaba tanto!

- Vaya... s-si eres el profe del otro día... -dije con los ojos como platos.

Se levantó dispuesto a irse y a que nos olvidásemos de esto que acababa a pasar. Yo, por supuesto, no iba a permitirlo. Ahora estaba seguro de que entre ese chico y yo había algo especial, llamémoslo "X", y no pensaba dejarlo ir.
Me levanté y le cogí de la mano.

- ¿Olvidar lo que acaba de pasar? oh vamos... ¿qué no te ha gustado? -dije acercándome lentamente a él- ¿O es que aún estás enfadado por lo del otro día...?

Antes de que pudiera emprender la marcha me cogió de la mano con el fin de retenerme durante unos instantes, preguntándome sobre lo que acababa de pasar, qué era lo que no me había gustado. La verdad es que sí que me había gustado, nunca me había sentido parecido.

- ¡N-no sigo enfadado! - dije nerviosamente - E-es solo que... ¡E-esas cosas lo hacen las parejas de verdad!

En menudo lío me encontraba ahora mismo, ¿y si él no estaba dispuesto a dejarme ir hasta conseguir su propósito, que a saber cual era?

- Y-y tú y yo... S-solo somos alumno y profesor. - añadí mirándole aun ruborizado.

Quería deshacerme de su mano, la cual me apretaba la muñeca como si de un grillete se tratase.
Ahora sí que me encontraba confuso del todo sobre aquel chico, el cúmulo de cosas que me había pasado en las últimas semanas me hacía dudar sobre varios aspectos de mi vida, y todo lo que estaba relacionado con él.