Despejando la cabeza... [Alfred F. Jones~]

Acababa de llegar al instituto y no me apetecía para nada conocer el funcionamiento de las clases.
Simplemente quería despejarme la cabeza, así que dejé la maleta y el resto de las cosas que tenía en mi despacho y salí de allí andando por los alrededores del instituto.
Primero ande por los jardines, mirando todo lo que había alrededor, hasta que llegué a un lago cuyas aguas me absortaban. Me senté cerca de él, a la orilla. Escuchando el siseo de las aguas.
Aquel sitio era muy diferente a Inglaterra, me resultaba mucho más tranquilo, aunque en parte echaría de menos el constante impacto de las gotas de lluvia contra el suelo.
Encogí las piernas y coloqué mi cabeza sobre ellas. La paz de aquel lugar en parte... Era lo que estaba buscando, vivir en un sitio que fuera totalmente diferente a Londres me resultaría una experiencia bastante interesante.

A penas llevaba unas horas en aquel instituto. Era guay, pero algo aburrido. Permanecí el tiempo justo en mi cuarto, enseguida fui a investigar las diferentes estancias de aquel sitio.
Mientras paseaba, me acordé de que mi hermano estaba aquí y que debería de decirle que me he venido a este instituto también.

Fui corriendo de un lado a otro gritando su nombre. Las personas que me veían pasar se volteaban y me miraban, claro, un héroe como yo no puede pasar desapercibido, soy tan guay...

Buscando a ese inútil llegué hasta un lago. ¿Dónde demonios estaría? ¿Y si se había caído y estaba inconsciente en el fondo del lago esperando que un héroe, es decir yo, le rescatara?
Me acerqué corriendo, y entonces me di cuenta de que había alguien al lado del lago.
Quizás sabía algo de mi hermano... o mejor aún, quizás era mi hermano... o mejor que mejor, quizás era un pobre desamparado en busca de un héroe que le echase una mano con algo.

- ¡¡Eh tú!! -grité alegremente- ¡¿Necesitas un héroe?!

Me giré al escuchar una energética voz a mi espalda. Se trataba de un chico de un color rubio apagado y ojos azules ocultos tras unas gafas. Supuse que se trataría de un alumno, pero no me explicaba por qué esa forma tan peculiar de saludar.

Me levanté de mi sitio y mi temor se cumplió. Aquel chico era más alto que yo, cosa que no me gustaba demasiado, ese pequeño detalle le serviría para creer que yo no era profesor.

- ¿Héroe dices? No, simplemente estaba pensando algunas cosas... - dije mirándole a los ojos.

Sin darme cuenta me quedé embobado contemplando aquel color azul cielo que tenía por ojos, su cara tenía dibujada una sonrisa de oreja a oreja, imagine de que se trataba de un chico bastante alegre...

"Es bastante guapo..." - pensé para mis adentros. - "P-pero... ¿¡Arthur que demonios estás pensando!?" - tras salir sumido de mis pensamientos agitando levemente la cabeza intenté volver a cruzar alguna palabra con aquel chico.

- ¿Eres... alumno del instituto? - me atreví a decir tras aquel pequeño momento en el cual me había sumido en mis pensamientos.

Al oírme, aquel chico se levantó y se giró hacia mi. Como imaginé, no era mi hermano, pero eso es mejor ya que este chico es mas mono que el palurdo de mi hermano, aunque sus cejas no me acababan de convencer... aun así parecía un tipo guay.
Me acerqué más a él, era algo pequeñín, quizás tendría mi edad o un año menos.
Me habló con serenidad y mirándome directamente a los ojos, me pareció un tipo interesante, así que decidí que podría ser mi amigo, o mejor aún, ¡el aprendiz de superhéroe! Si Batman puede tener uno ¿por qué yo no?
Cuando me disponía a preguntarle si quería ser un aprendiz de héroe, me preguntó si era alumno.

- Ooh, si si. En mis ratos libres soy alumno, pero en realidad soy un héroe -dije con pose orgullosa- pero no se lo digas a nadie, ¿vale, chiquitin? -añadí con una amistosa sonrisa- Voy a 2º, ¿y tú?

Aquel chico parecía un tipo bastante orgulloso y confiado. Le miré con el ceño fruncido en cuando se dirigió a mí como chiquitín. Aquella palabra realmente conseguía mosquearme, sabía que por mi altura no conseguía aparentar mi edad, pero me molestaba que me calificaran de aquella manera.

- ¿Cómo que chiquitín? - dije de mala gana - Si eres perteneciente al 2º ciclo eso significa que soy mayor que tú.

Hice una pequeña pausa mientras observaba como su sonrisa no se borraba de su cara.

- Soy profesor. - añadí aun con el ceño fruncido.

Me dijo algo sobre que era mayor que yo, era extraño pero no imposible. Le seguí mirando con una sonrisa de oreja a oreja, quería parecer simpático, ya que al parecer no le había gustado que le llamase chiquitín, creo.

Cuando me dijo que era profesor por un momento se borró la sonrisa de mi cara, a continuación comencé a reírme.

- Haha tienes un buen sentido del humor chiq... -paré antes de decirle chiquitin de nuevo- Em... ¿cómo debo llamarte?

Refunfuñé por lo bajo al poder comprobar que sí que no me había creído. En efecto, no pensaba que era profesor, pero aún así, sabía que tarde o temprano me vería en las clases impartiéndole clase.

- Me llamo Arthur Kirkland... - dije.

Le miré de medio lado con la ceja enarcada.

- Y sí, aunque no lo parezca soy profesor... ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? - añadí mirándole una vez más directamente a los ojos.

Seguía insistiendo en que era profesor, pero yo no acababa de creérmelo, no parecía alguien más mayor que yo. Aunque la seriedad con la que me lo decía me hacia dudar algo, no parecía estar bromeando.

- Encantado, Arthur Kirkland -dije con una gran sonrisa- yo soy el gran héroe Alfred F. Jones, a tu servicio.

Me quedé mirándole fijamente, sonriendo, examinando bien sus rasgos para poder saber si me mentía sobre lo de ser profesor o no. De todas formas, en mis viajes había visto a mucha gente que aparentaba menos de lo que tenía... asi que supongo que no sería tan raro.

- Oh, así que eres profesor... Bien, profe, aún así quiero que tengas el honor de ser amigo del héroe -dije al estilo heroico

En cuanto me dijo como se llamaba supuse que era un chico bastante orgulloso y seguro de sí mismo a considerarse como un "héroe".
Me pareció que aquel chico aun no conocía bien las normas del centro y se empeñaba en que fuéramos amigos.
Cerré los ojos soltando un pequeño suspiro, me pareció que tratar con él sería una tarea un tanto difícil, no quería ni imaginarme como sería en las clases y como dominaba la magia... Si es que la dominaba.... Pensé que se tendría que tener mucha paciencia con él.

- Veo que aún no conoces las normas. Está prohibido cualquier tipo de acercamiento con los alumnos si no tiene métodos académicos de por medio, ¿entiendes?

Al menos yo esperaba que lo entendiese, aquel chico no tenía pinta de tener muchas luces.

Me desilusioné un poco cuando dijo que estaban prohibidos los acercamientos con los alumnos, pero no perdí la esperanza de que fuéramos amigos, ¡si me propongo algo siempre lo consigo! Además, esa norma era estúpida, ¿por qué no saltársela?

- ¿Eh...? ¿Y eso por qué? Esa norma es estúpida, no me gusta -dije sin dejar de sonreír- quiero ser tu amigo de todas maneras, profe.

Me acerqué más a él y me agaché para estar a su altura.

- Que cejas tan guays...

Se le veía un chico bastante confiado, pero no por eso dejaba de parecerme bastante orgulloso y prepotente.

No me hizo demasiada gracia el comentario que hizo sobre mis cejas, sabía de sobra que mis cejas no eran como los de los demás, sé de sobre que estaban mucho más pobladas que los demás, pero... ¿y qué? ¿Qué importancia tenían mis cejas?

- ¿A qué viene ese comentario? - dije secamente mirándole desafiante.

También, aquel chaval no tenía pinta de callarse ninguna, y decir directamente que es lo que pasaba por su cabeza, sin pensar en las consecuencias y menos en los sentimientos de los demás.

Al parecer, no le sentó muy bien mi comentario sobre sus cejas, y eso que no lo hacía con ninguna malicia.
A pesar de su cara de malas pulgas, no cesé de sonreír.

- Es que jamás había visto unas cejas como las tuyas, me ha resultado curioso... son tan pobladas.

Creo que aquello no le gustó demasiado, no pretendía ofenderle, pero era cierto que me resultaba un tanto extraño ver unas cejas tan grandes en una cara como la suya.

- Pero eso es guay, es un rasgo que te hace especial -añadí sonriente, intentando arreglarlo- ser especial es bueno

Sabía de sobra que mis cejas no eran nada estéticas... Sin embargo, me molestaba que hicieran comentarios groseros sobre ellas.
Aunque el chico intentó arreglar su metedura de pata con palabras que sonaran bien, diciendo que eso me hacía especial, pero aun así no acababa de fiarme de la credibilidad de sus palabras.

- Bueno, si tú lo dices... - dije, soltando un pequeño suspiro.

Volví a mirarle a la cara, sus ojos resplandecían al igual que su sonrisa que se empeñaba en permanecer ahí todo el rato.

- Bueno... - añadí bajando la mirada - Creo que es hora de que me vaya, es decir... Yo tengo cosas que hacer...

Tras pronunciar esas palabras le despedí con la mano con mi típico "Goodbye", una de las pocas muletillas que me quedaban de mis largos años en Inglaterra.

¡Mi nuevo amigo parecía querer huir de mi! Ahora decía que se tenía que ir, yo no quería que se fuera pues me volvería a quedar solo, sin nadie con quien hablar, y me aburriría.

- ¡Espera! -dije tomándole inconscientemente de la mano- No te vayas aún, si te vas me quedaré solo... y me... me... ¡me dan miedo los lagos!

Me inventé esa excusa rápidamente para intentar convencerle de que se quedara a mi lado.

Para nada me creí esa excusa que puso, parecía totalmente infantil y una mera patraña para que me quedara un rato más, sin embargo yo no sabía para qué quería que me quedase algo más si lo único que hacía era hablar sobre héroes y lo genial que era.

Si quiera me había dado cuenta de lo de nuestras manos, la cual impulsé hacía abajo para que se separaran. Nervioso y levemente sonrojado intenté pronunciar algo coherente.

- ¿Q-que narices quieres...? ¿N-no puedes estarte solo ni un rato?

Tras dicho aquello inconscientemente retrocedí unos pasos.

Me di cuenta de que le había cogido de las manos cuando tiró hacia abajo para soltarse. Me pareció que no le gusto mucho aquel gesto, se le veía algo nervioso y molesto.

- No, no quiero estar solo -dije acercándome más a él- ¡quiero estar contigo!

Me había puesto tozudo en que quería estar un rato más con él y que fuéramos amigos.

Sus actos cada vez me sorprendían más, se había empeñado totalmente en que pasará un rato más con él, y no es que me importarse, pero su forma de comportarse y de actuar me llamaba demasiado la atención, quizás su forma de ser en parte fuera difícil de entender.

- ¿E-eh? ¿E-estar conmigo? - dije algo nervioso.

Casi sin controlar mis actos seguí retrocediendo pasos hasta, sin darme cuenta, había subido a la especie de puente que te llevaba a lo más profundo del lago. (No sé como explicarlo, es como tipo muelle xDU) Mis pies se empeñaban en retroceder, hasta que no tocaba suelo, perdí el equilibrio y caí al agua, me sentí tan confuso en ese momento que no sabía que hacer, intenté nadar a la superficie pero no veía con claridad, todo estaba muy borroso, para mi desgracia me quedé enganchado y me era imposible salir de allí, por no decir que el aire se me estaba acabando poco a poco. Quizás ese era mi destino, morir ahogado... Qué patético podía llegar a sonar.

- Si, estar contigo... -dije sonriente.

Él seguía alejándose de mi, y yo a la vez me iba acercando a él.
Se adentró de espaldas en un pequeño puente, al parecer ni se dio cuenta de ello. Vi que cada vez se iba más hacia atrás, estaba a punto de caerse al lago.

- ¡Cuidado! -grité cuando vi que perdía el equilibrio.

Avisé tarde y acabó cayendo al agua. Rápidamente me lancé al lago a por él.
Buceé en su busca, cuando lo localicé vi que estaba intentando salir a la superficie, pero había algo que se lo impedía. Fui rápidamente hacia él y lo agarré, estiré de él y logré sacarlo a la superficie. Me resultó bastante fácil ya que no pesaba demasiado.
Lo tendí sobre el suelo, estaba inconsciente.

- ¡Eh, despierta! -dije zarandeándolo.

No recobraba la consciencia, así pues recurrí a una de las cosas que aprendí en algún viaje: el boca a boca.
Le levanté la cabeza, le abrí la boca y, tapándole la nariz, junté mis labios con los suyos, insuflándole aire.

Era imposible salir de aquella trampa que la madre naturaleza me había puesto, no conseguía desengancharme y el aire en mis pulmones se me estaba acabando. Durante mi insistencia por salvarme de aquella situación me golpeé en la cabeza quedando inconsciente.

Durante iba despertándome de aquel estado notaba frío, mi ropa mojada resultaba incómoda, y estaba completamente helado si quiera podía sentir nada, excepto unos cálidos dedos que taponaban mi nariz seguido de una sensación extraña sobre mis labios, quien quisiera que estuviera haciendo eso había conseguido que mis pulmones entumecidos por el agua comenzaran a funcionar de nuevo. Cuando abrí los ojos vi de quien se trataba y en cierta forma sus labios estaban contra los míos.

Me separé rápidamente y ruborizado mirándole perplejo.

- ¿Q-qué se supone que estás haciendo? - dije nervioso.

Cuando reaccionó, se separó de mi con bastante rapidez.
Le miré algo confuso ante la pregunta que me había hecho.

- Pues... ¿salvarte la vida? -dije en tono irónico- Pero no hace falta que me lo agradezcas... ¡era mi deber como héroe! Wahaha

Le seguí mirando sonriente, se veía muy... sexy con esa ropa mojada cubriendo su cuerpo, y adoraba la expresión de su cara, con esas mejillas ruborizadas.

Me llevé una mano a los labios acariciándolos suavemente y le miré bastante enfadado mientras sentía el rubor de mis mejillas.

- ¿P-para sacarme de ese maldito lago es necesario que me beses?

Vale quizás le estaba dando demasiada importancia, pero no soportaba pensar lo que había hecho ese chico, y menos sabiendo que era un alumno y aun menos pensando que cualquier cosa que diera sospecha sobre una relación entre profesor y alumno.

No podía dejar de mirarle con el ceño fruncido, la situación me parecía molesta si pensaba en ello y a parte la ropa me resultaba incómoda ahora, se hacía más pesada y estaba helada, sin embargo lo único que se mantenía caliente eran mis mejillas levemente sonrojadas.

Pensó que le había besado, puede que el boca a boca parezca un beso, pero yo solo pretendía reanimarle.
Le miré algo sorprendido ante su pregunta.

- ¡Eh, no te he besado! Solo te he hecho el boca a boca, eso no es besar.

Aunque a mi de todas maneras no me molestaba la idea de pensar que aquello podría considerarse un beso, a diferencia de él que parecía algo molesto.

Seguía empeñado en que eso no había sido un beso, sino un simple método de salvación, sin embargo a mí eso no me convencía de nada, no era necesario que me hiciera el boca a boca, si es que de verdad se trataba de eso, con una simple presión sobre mi pecho hubiera bastado.

- ¡S-sí lo es! - dije empeñado en no sacarme esa idea de la cabeza - ¡E-eres un idiota por hacer algo así!

Enfadado, me levante y me di la vuelta rápidamente.

El muy tozudo continuaba diciendo que yo lo que quería era besarle. ¡Vaya un prepotente! Seguro que en el fondo lo que quiere es ser besado de verdad, o sentirse importante, o qué se yo...

- ¡No, no lo es!

Se levantó y me dio la espalda, puse cara de enfurruñado y fui hacia él, poniéndome delante suyo.

- ¡Y tú eres un desagradecido! Encima que te salvo la vida...

Me bloqueó el paso poniéndose delante de mí, no encontré ningún rinconcito por el que pudiera pasar.

- ¡No era necesario que me besaras para salvarme la vida! - dije furioso.

Le empujé echándole a un lado y poniéndome de nuevo en marcha, lo que más deseaba ahora era perderle de mi vista. Vaya chico más prepotente y orgulloso, pocos conseguirían entenderlo si se comporta siempre de esa forma tan infantil.